Mensaje de la Virgen en Medjugorje el 25 de octubre de 2024

“¡Queridos hijos! En este tiempo, cuando celebran el Día de Todos los Santos, pidan su intercesión y sus oraciones para que en comunión con ellos encuentren la paz. Que los santos sean para ustedes intercesores y ejemplos a imitar, a fin de que vivan santamente. Estoy con ustedes e intercedo ante Dios por cada uno de ustedes. Gracias por haber respondido a mi llamado”. (Con aprobación eclesiástica)

1 – “En este tiempo, cuando celebran el Día de Todos los Santos, pidan su intercesión y sus oraciones”

La Virgen quiere que en el tiempo cercano al 1 de noviembre, cuando celebramos la Solemnidad de Todos los Santos, pidamos a todos los santos que intercedan por nosotros ante Dios y oren por nosotros. Una de las razones para buscar la intercesión y la oración de todos los santos es la comunión de las Iglesias terrenales y celestiales. Dios desea que oremos los unos por los otros, porque ya de esta manera, en la oración, se muestra el amor.

Necesitamos hacer una aclaración aquí. Cuando hablamos de amor, solemos pensar en buenas acciones hacia los demás, por lo que nos cuesta imaginar que el amor se muestra en la oración por los demás. Pero si entramos en la profundidad y el misterio del amor, entonces nos damos cuenta de que está presente en la oración por los demás. De hecho, cuando rezamos por los demás, amamos, porque en esa oración no pensamos en nosotros mismos sino en los demás, deseamos el bien a los demás, intercedemos por los demás, nos preocupamos por ellos y por su bien. Y eso es exactamente lo que es el amor.

Además, cuando pedimos la intercesión y la oración de todos los santos, mostramos que no podemos hacer todo solos, sino que dependemos de los demás. El hombre de hoy piensa que no necesita a los demás, que puede hacer todo por sí mismo. Pero esto no es cierto, porque todos dependemos de los demás: padres, maestros, profesores, médicos, ganaderos, comerciantes, conductores de trenes, conductores de autobuses…

Cuando buscamos la intercesión de los santos, es una señal de que confiamos en su ayuda. Los santos están ansiosos por ayudarnos, porque viven el amor. Al unirnos a ellos en la oración, construimos una red de amor y nos volvemos más fuertes por dentro.

2 – “Para que en comunión con ellos encuentren la paz”

La experiencia nos demuestra que tenemos paz cuando estamos en comunión con las personas que nos rodean, con los familiares, con los parientes, con los amigos, con los compañeros de trabajo. Si hay disturbios o conflictos y comienzan las peleas, la unidad se rompe y perdemos la paz.

Una posibilidad especial de paz es si estamos unidos y somos uno con Dios, si confiamos en Él, si lo amamos y llevamos Su amor dentro de nosotros. La unidad, la comunión con los santos nos ayudará a encontrar la verdadera paz en Dios, porque su propia experiencia de unión con Dios y de paz en Él es grande, profunda y diversa.

Además, cuando sabemos que no estamos solos en el camino de la vida, que los santos están con nosotros, que tenemos verdaderos amigos y colaboradores en ellos, lograremos y preservaremos la paz que se convertirá en la fuerza interior en las diversas turbulencias que nos abruman por todos lados.

3 – “Que los santos sean para ustedes intercesores y ejemplos a imitar, a fin de que vivan santamente”

Aquí María se muestra como una verdadera maestra. Ella nos enseña que los santos deben ser tanto intercesores como ejemplos. ¿Por qué no solo defensores?

Sucede que los creyentes ven en los santos solo intercesores a los que acuden en busca de ayuda para sus complejas y difíciles situaciones en la vida. Esto no está mal, pero puede que no sea suficiente.

Es decir, aunque deberíamos tener en el camino de la vida a los santos como intercesores, todavía necesitamos dar un paso más y ver en ellos ejemplos de cómo vivir el Evangelio. Sin esto, sin aprender de los santos, no progresaremos ni creceremos en la fe. Seguiremos siendo solo buscadores de ayuda, generalmente hasta que nuestros deseos se hagan realidad, y el objetivo de la vida espiritual es que crezcamos en fe, esperanza y amor, y que nos convirtamos en un ejemplo y ayuda para los demás.

Por lo tanto, leamos la vida de los santos, exploremos el misterio de sus vidas y aprendamos de ellos para inspirarnos a vivir el Evangelio aquí y ahora. Enseñamos a los niños y a los jóvenes a conocer la vida de los santos. Animémoslos a ver a los santos como verdaderos héroes y modelos a seguir, de lo contrario, no podrán diferenciar entre el Día de Todos los Santos y Halloween, noche de brujas (léase: Celebrar la muerte).

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