El programa de la tarde de la quinta y última velada del 35º Mladifest comenzó con la presentación de la Asociación de Guías de Peregrinos en la parroquia de Medjugorje, cuyo trabajo fue presentado por su presidenta, Vesna Šimić, y Miljenko “Miki” Musa habló sobre la parte práctica de la vocación de un guía para peregrinos en Medjugorje.
La hermana carmelita Dijana Mlinarić también compartió su testimonio con los jóvenes, a quienes presentó su comunidad, su vocación y su camino religioso, seguido del rezo del rosario y luego de la Santa Misa, celebrada por el obispo de Mostar-Duvno y el administrador de la diócesis de Trebinje-Mrkanj, mons. Petar Palić, con la concelebración de 684 sacerdotes.
“Estos días, pensando en la catequesis y en las homilías, habéis tratado de comprender cuál es la mejor parte que os da Jesús, cuál está en vosotros, para descubrirla y desarrollarla. La Palabra de Dios de hoy se nos ofrece como resumen y guía sobre cómo llegar a esa mejor parte y cómo tomar la decisión correcta en la vida”.
“En lugar de falsos y “siniestros” profetas de desesperanza, sed apóstoles celosos, verdaderos y alegres, que prediquen y den testimonio de Cristo resucitado más con la vida y menos con las palabras”.
“Un día los pueblos de este mundo serán invitados a la mesa del banquete del Reino de Dios, y descubriremos con sorpresa: la bondad de Dios es más que suficiente y hoy ya vivimos de ella”, concluyó Mons. Petar Palić.
Durante el Mladifest, los participantes escribieron sus oraciones en un gran lienzo de cien metros de largo, que durante la misa fue llevado al altar y así fue presentado al Señor, y después de la misa tuvo lugar la Adoración a Jesús en el Santísimo Sacramento del altar, y luego el envío de los jóvenes, donde los representantes de todos los países participantes en Mladifest recibieron como regalo un rosario, los que fueron entregados por el obispo Petar Palić y el visitador apostólico con carácter especial para la parroquia de Medjugorje, el arzobispo Aldo Cavalli. Al final todo fue bendecido por Mons. Palić.