Con la oración de la mañana y la invocación al Espíritu Santo comenzó en el Colegio Máximo de San José, la jornada del sábado, segundo día del Encuentro Nacional María Reina de la Paz en Argentina.

La primera catequesis de la mañana estuvo a cargo del P. Diego González, quien habló sobre “La Reina de la Paz y la oración de bendición”, en la que invitó a todos a abrir el corazón a la gracia: “Tenemos que estar abiertos a la gracia de Dios, sino es como tirar una piedra al río”, ya que la piedra en el río, por más que pase mucho tiempo ahí, no puede absorber el agua, y sigue seca por dentro. “Somos hijos en el Hijo, por eso, el Padre ve en mí a su Hijo, porque fui revestido por su sangre, porque Él murió en la cruz por mí”, y hablando sobre una verdadera devoción, dijo: “Que tu piedad no termine pisoteando la caridad de tu hermano”. Recordando en otro momento que “El Señor es un caballero y no entra donde no se lo invita”.

La segunda catequesis la dio el P. Inocencio Llamas, y se tituló: “Llamado de Jesús y de María a la unidad”, en la que destacó: “Para que haya unión se necesita amor, humildad… pero también orden y autoridad”.

La santa Misa se celebró al mediodía y en ella predicó la homilía el P. Gustavo Jamut, quién habló sobre “María y la sanación integral”, y destacó: “Nuestra Madre, que tantos nos ama, nos está animando, enseñando, a orar. Y el Evangelio de hoy me parece providencial… Ese terreno donde el sembrador pone buena semilla es nuestro corazón, nuestra vida. Todos nosotros debemos pedirle al Espíritu Santo, como decía al inicio, el don de la gratitud para ver como tenemos este privilegio de la buena semilla puesta en nosotros. Son las virtudes, son los talentos, las capacidades que hay en nosotros. Lo que hace la oración es regar esa semilla, para que la buena semilla, ese trigo de bendición que se une al trigo eucarístico. Y también este deseo de superar divisiones y crear comunidad, unidad, como hace un rato nos decía el P. Inocencio, es precisamente desde una oración pasada por el corazón”.

En horas de la tarde el P. Inocencio Llamas predicó sobre la “Sanación y efusión del Espíritu Santo”. Luego se presentó a la Fundación Centro Medjugorje a los participantes del Encuentro Nacional. También se hizo la presentación de los apostolados de la Reina de la Paz, los grupos de oración y la Virgen peregrina.

El segundo día culminó como el día anterior, con una breve enseñanza seguida de la Adoración Eucarística que fue guiada por la Comunidad Evangelizadora Mensajeros de la Paz (CEMP).

Al día siguiente, el domingo 28 de julio, el P. Diego González dió la primera catequesis, “La oración de acción de gracias y alabanza”, y fue el P. Inocencio Llamas a quien se le encargó predicar en la segunda y última catequesis del Encuentro Nacional, que se tituló “La oración de intercesión”.

Durante la mañana del domingo fue elegido el Concejo Nacional de la Fundación Centro Medjugorje para Argentina, que consta de siete integrantes de diferentes lugares del país. Está presidido por Martín Pellicari, acompañado de Mariela Monreal, Silvina Ayala, Cintia Werkalec, Caterina del Grande, Silvina Ryser y Ángeles Dillon. Desde ya, acompañemos a nuestros hermanos en su servicio a la Reina de la Paz con nuestras oraciones, para que sean instrumentos dóciles al Espíritu Santo, de la mano de la Virgen María.

La santa Eucaristía con la que culminó el Encuentro Nacional en el Colegio Máximo de San José, fue celebrada por el P. Inocencio Llamas, que en su homilía dijo: “Dios también quiere que oremos por eso. Por eso también estoy ofreciendo la Misa, y vengo a pedir, por las necesidades materiales y las necesidades que ustedes tienen. Dios también cuida de eso. Cuando a mi me preocupa un problema, es que no se lo he entregado a Dios todavía. Y el Señor nos quiere llevar por este camino. Si ocuparnos, pero no preocuparnos. No pretendas hacer lo que no depende de tí. Entonces, no hagamos un ídolo de la enfermedad, de los problemas, de la situación económica, de las secuelas del covid. A veces damos más importancia a los defectos, a los problemas, a las enfermedades, a los pecados, que al Señor. Es como que lo pasado está controlando nuestra vida, porque no colocamos a Dios en el primer lugar. Hay que buscar primero el Reino de Dios y su justicia y lo demás será dado por añadidura”.

Es bueno terminar esta noticia con las palabras que, desde el corazón, una de las integrantes del equipo de trabajo para la preparación del Encuentro Nacional en Argentina, nos dirigió:

“¡Alegría, gozo, unión, hermandad, fraternidad y más… En suma, todo lo que nuestra Madre del Cielo nos regala, cuando le damos nuestros si! Los argentinos fuimos invitados a ser sus manos extendidas… y TODOS, rotunda y felizmente, dimos nuestro SÍ. Estamos en marcha para comenzar a trabajar…”

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