Con la presencia de Mons. José Luis Canto Sosa, quien es desde hace dos años y medio el obispo de San Andrés Tuxtla, junto a los sacerdotes del retiro, a los hermanos laicos que están sirviendo en la casa y los miembros de la Fundación Centro Medjugorje presentes en Catemaco, se rezaron los misterios Gozosos y Dolorosos del Rosario, preparando el corazón para la santa Misa, que presidió el obispo.

Hablando sobre el Evangelio, en su homilía, Mons. José Luis hace referencia a la pregunta de Pedro que le dice a Jesús que lo han dejado todo para seguirlo, y reflexiona: “La liberación de las cosas es un premio doble, la felicidad aquí y la vida eterna. Si piensas en ser feliz, solo te falta una cosa, como al joven rico, intenta seguir la invitación que Jesús hizo a sus discípulos, a sus servidores, ponerlo a Él como prioridad y centro de nuestra vida, es la clave para encontrar la felicidad. Debemos preguntarnos ¿dónde encontrar la fuerza para mantenernos firmes en la fe? ¿Cómo mantener el ardor de la fe cuando experimentamos el rechazo o la indiferencia al mensaje de Cristo? ¿Cuál es el precio que estamos dispuestos a pagar por seguir al Maestro? La dinámica del Evangelio es muy sencilla, pero a la vez muy contra corriente. Si no te entregas, no arriesgas. Si no sales de tu zona de confort tu vida se puede convertir en aburrida, sin embargo, cuanto más arriesgues y más das, más experiencias llenas de vidas mejores, a más gentes conoces, crece más la fuerza de Dios dentro de ti, más rico eres ante Dios”.

“La lógica del mundo es contraria, por eso San Pedro nos invita a dejarlo todo para seguir mejor a Jesús, pero además de ser una actitud de esfuerzo, debe ser animada por el Espíritu Santo. Se trata de dejarse llevar y confiar en el amor de Dios. A Dios no le gana nadie en generosidad, si tú le das algo, Él te lo multiplica por cien. Por eso, a través de la Palabra de hoy, se nos invita a cultivar la esperanza en el don de la gracia que nos habla de vivir conforme a Él, es decir, vivir a fondo el ser hijos de Dios. Por eso, nuestra realidad será ser santos. Esto significa reorientar nuestro deseo, hacer nuestro el deseo de Dios, su Voluntad, de tal manera que todo lo que pensamos, decimos y hacemos sea dejarnos transformar y guiar desde dentro por el Espíritu de Dios, dijo Mons. José Luis Canto Sosa, finalizando con estas palabras su homilía.

El párroco de Medjugorje tuvo la gracia de poder compartir la cena con Mons. José Luis, aprovechando la ocasión para responder las preguntas que el obispo tenía sobre Medjugorje. Hablaron también sobre los recién cumplidos 500 años de la llegada de los primeros franciscanos al continente americano, de que fue el puerto de Veracruz por donde entraron, y desde aquí, se fueron a las distintas regiones a evangelizar. Ambos se compartieron las realidades de sus respectivas comunidades y hablaron de varios temas. Mons. José Luis se mostró alegre por la visita de fray Zvonimir, y el párroco de Medjugorje le agradeció por el recibimiento y el haberse acercado al retiro para conocerlo y poder compartir juntos la Eucaristía y la cena.

La jornada culminó con la Adoración Eucarística guida por fray Zvonimir, que nos sumergió a todos en una oración profunda, con las meditaciones, los silencios llenos de presencia de Dios, y los cantos de Medjugorje tocados por un ministerio de música con mucha unción. Realmente vivimos esa experiencia de adoración profunda en comunidad, como se vive en la parroquia de Santiago Apóstol. Llenos del amor de Dios, con una profunda paz en el corazón, todos nos retiramos a descansar. El día no podía haber terminado de mejor manera, junto a Jesús, adorándolo y dejándonos llenar por su amor.

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