El Sábado Santo se celebró la solemne Vigilia Pascual en Medjugorje esperando la mayor fiesta cristiana: la Pascua. Los oficios de la Vigilia Pascual en la iglesia parroquial Santiago Apóstol en Medjugorje y la celebración de la santa Misa estuvieron presididos por el vicario parroquial de Medjugorje, fray Marin Mikulić. Con él, en la concelebración, estuvieron el párroco de Medjugorje, fray Zvonimir Pavičić, el vicario parroquial, fray Ivan Hrkać y muchos otros sacerdotes.
A las 20 horas comenzó el rezo del santo rosario, guiafo por fray Josip Marija Katalinić, y a las 21 horas comenzaron los oficios de la Vigilia Pascual frente a la iglesia Santiago Apóstol, donde con la llama del fuego, se encendió el Cirio Pascual, tras lo cual la procesión llegó hasta el altar. Luego, fray Zvonimir Pavičić cantó el pregón Pascual, que representa a Cristo que es la luz. En su sermón, fray Marin Mikulić, dijo que esta noche santa quiere decirnos: El día de Pascua trajo nuevas y felices noticias, cambios, paz, alegría, felicidad en las almas y vidas de las personas…
“Si miramos los relatos de los evangelistas sobre la pasión de Jesús, su resurrección y la difusión de la Buena Nueva, notamos dos enfoques diferentes. El primero: el tiempo antes y el tiempo durante la pasión de Jesús. Segundo: el tiempo posterior a la pasión y muerte de Jesús. Primero: la pasión de Jesús está teñida de soledad. Vemos a Jesús retirándose cada vez más en la soledad, en momentos de silencio y soledad busca la fuerza del Padre y la claridad de su camino… También vemos a los apóstoles viviendo en soledad sus agonías de duda, traición y fracaso… San Pedro en sus lágrimas, Judas en su aislamiento, Santo Tomás en su huida… Esta desunión y soledad son consecuencias directas de la muerte espiritual que los humanos llevamos dentro”.
“El segundo: el tiempo posterior a la pasión y muerte de Jesús, es decir, la resurrección. La Semana Santa, sin embargo, comienza de manera muy diferente. Las mujeres fueron las primeras en ir a la tumba, no individualmente sino juntas. Las tres. Luego se les ordenó que contaran la noticia de la resurrección a los discípulos (Juan 20:17). Los apóstoles Pedro y Juan llegan juntos al sepulcro. Jesús se aparece no a uno, sino a dos discípulos que viajaban hacia Emaús. Así vemos que el tiempo de Pascua, a diferencia del tiempo de Cuaresma, está marcado por reuniones y compañerismo. Se trata de comunicar, explicar, anunciar…” dijo fray Marin Mikulić, y subrayó que toda esta comunicación es imposible sin encontrarse, sin tocar, sin mirar, sin correr, sin observar, sin escuchar… Relaciones reales con testigos reales de la gran verdad de ¡La Resurrección!
“Y por eso las pruebas, los sufrimientos y las cruces siempre nos alejan, nos aprisionan, nos impulsan a huir, no queremos que nadie se acerque a nosotros, queremos que todos nos dejen en paz. Pero la Pascua quiere decirnos otra cosa, quiere que nos unamos a Cristo, que seamos miembros suyos. Porque Jesús murió y resucitó precisamente por nosotros, para que al final nos atraiga a todos hacia sí para regocijarnos con Él”.
“La esencia es comunión, la Eucaristía es comunión, y por eso es importante para nosotros apoyar todas las cruces de nuestra vida en la cruz de Jesús y entonces sentiremos ligereza, que fácil es llevar la cruz con Jesús, sentiremos en nuestro corazón la alegría de la resurrección de Jesús. Y entonces ya no estaremos cerrados y solos, sino que sentiremos la necesidad de encontrarnos, de unirnos, sentiremos que Alguien nos ama, sentiremos una alegría que no es de este mundo, sino una alegría que brota de la comunión con el Cristo resucitado. Porque con su resurrección Cristo quiere reunir a todos en su Reino, para que todos podamos ser uno solo como miembros de Cristo”, afirmó fray Marin Mikulić y añadió que esta noche es la verdad sobre el hombre, un hombre que recibió la confirmación de que Es verdaderamente Hijo de Dios, porque es su Hijo, no sólo murió por el hombre sino que también resucitó, testificando que el hombre mismo resucitará al final de su muerte.
“Esta es la noche en la que lo celestial se conecta con lo terrenal y lo divino con lo humano. la noche en la que Cristo nos saca de la esclavitud de este mundo terrenal y nos introduce en el reino celestial. La vigilia pascual es una escuela de espiritualidad para que cada cristiano vea por sí mismo quién es. Que pueda quitarse las ataduras del egoísmo, de la arrogancia, del materialismo y de las tentaciones mundanas. A través de estas cadenas, el hombre cae en sus propias trampas de desilusión e inquietud por una aparente felicidad, multiplica sus sufrimientos e inquietudes, encontrando sus propias cruces ante las cuales retrocede. Entonces aparecerá el inevitable miedo por uno mismo y por el “mañana”. La muerte se convierte en un obstáculo enorme para una vida pacífica y en paz. En esta noche de Pascua celebramos la victoria sobre la muerte, el mayor enemigo del hombre. La muerte ya no debe ser un temor para el hombre, sino una realidad normal en el acontecimiento de la vida, una puerta que sólo conduce a la vida”.
“¿Qué tipo de personas podremos entrar en esa vida? Depende de esta vida que estás viviendo ahora, según las indicaciones de quién estás viviendo, qué verdades estás viviendo, en qué dirección vas, quién es tu maestro. ¿Quién es tu defensor, quién es tu sostén de familia? Eres cristiano, perteneces a Cristo, por eso tienes que sustentar tu verdad en la noche del misterio pascual. Tu vida está entretejida en la vida de Cristo por el sacramento del bautismo, estás sellado con sus genes divinos. El camino de su vida es también el camino de tu vida. Su camino pasó por la cruz y el sacrificio, tampoco puedes evitar esa realidad de la vida si quieres resucitar con Él. Ayer fuimos crucificados con Él, con Él seremos sepultados, con Él resucitaremos y entraremos en la gloria de nuestro Padre”, dijo fray marin mikulić, y concluyó su sermón con las palabras:
“Queridos hermanos y hermanas, tomemos conciencia del poder de Jesús Resucitado que está en nosotros. No nos permitamos perder esa fuerza. ¡Es el poder del Dios vivo y resucitado el que nos hace apóstoles y heraldos de buenas nuevas! Y es que nuestro Dios es el Dios de los vivos. ¡Dios realmente puede cambiar todo para bien! Y somos testigos de ello en esta noche santa. ¡Dios es verdaderamente victorioso sobre el pecado y la muerte! La muerte ha perdido su valor, se ha convertido en algo temporal. ¡Dios puede hacer que todo lo que no es sea lo que es! ¡En cada encuentro, en cada palabra, puede estar esta fuerza! ¡En estos tiempos oscuros en que vivimos, este anuncio se presenta ante nosotros como un llamado y como un desafío! ¿Lo creemos? ¿Iremos, como una vez los doce, a este mundo frío con el anuncio de que el Amor no está muerto, sino que vive en nosotros? Amén. Alabados sean Jesús y María.”
Al final de la Santa Misa, fray Marin Mikulić bendijo los alimentos que los fieles llevaron a la iglesia, y luego el párroco de Medjugorje, fray Zvonimir Pavičić, quien, en nombre del visitador apostólico, mons. Aldo Cavalli, y en nombre de todos los frailes y monjas que trabajan en la parroquia de Medjugorje, deseó a todos los fieles una feliz y bendecida Pascua.