Reflexión al mensaje

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Queridos hermanos: ¡reciban hoy y siempre la paz y la alegría de Jesús y de María!

Nuestra Madre nos invita a tomar “tiempos” para ir a la naturaleza y a través de la creación de Dios poder descubrir la acción del Espíritu Santo.

En la vida de casi todos los santos a lo largo de la historia de la iglesia, encontramos en todos ellos un eje transversal qué es: el amor a la naturaleza, la cual expresa la belleza de Dios y la sencillez de las criaturas.

Efectivamente, si sabemos mirar y estamos atentos, la naturaleza se transforma en un libro que nos enseña a orar con el corazón y que está colmada de las huellas de Dios.

En esta ocasión, el mensaje de nuestra Madre está en sintonía con la encíclica del Papa Francisco “Laudato sí”.

Es más, en lo personal me impulsa a leer nuevamente esta bella encíclica que nos lleva a reconectar con la obra de Dios a fin de cuidar la Tierra que él nos ha dado; y que cada uno de nosotros debe hacerlo según sus posibilidades.

En “Laudato sí”, el papa Francisco nos recuerda la alabanza a Dios que hace San Francisco: Alabado seas, mi Señor», cantaba san Francisco de Asís. En ese hermoso cántico nos recordaba que nuestra casa común es también como una hermana, con la cual compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos: «Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sustenta, y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba» (n° 1).

Esta experiencia de San Francisco de Asís es similar a la experiencia que el Espíritu Santo ha suscitado a lo largo de todos estos años en aquellos peregrinos que llegando a Medjugorje toman un tiempo para orar en algunos de los montes y que en esos momentos de oración profunda, han podido sentir las caricias de la Virgen y la acción del Espíritu Santo.

Lamentablemente los seres humanos parece que no llegamos a percibir el daño irreversible que estamos provocando a la creación de Dios. Sólo para enumerar algunos casos pensemos en la grave deforestación que produce cambios climáticos tremendamente perjudiciales, la desaparición de gran cantidad de especies de plantas y animales, el maltrato a las criaturas de Dios, la contaminación de los ríos y de los océanos…

También el papa Juan Pablo II nos había advertido en su momento este desprecio por la naturaleza y por la creación de Dios pues escribió: el ser humano parece no percibir otros significados de su ambiente natural, sino solamente aquellos que sirven a los fines de un uso inmediato y consumo” (Carta enc. Redemptor hominis n°n15). Y también San Juan Pablo II en reiteradas ocasiones llamó a una conversión ecológica global.

Los mismos evangelios nos ponen en contacto con la naturaleza. pues en reiteradas ocasiones Jesús utiliza imágenes de la creación para formar a sus discípulos; como por ejemplo a través de las parábolas vegetales. Y Jesús y los apóstoles también hacían frecuentemente lo que la Reina de la Paz nos pide en este mensaje: ellos iban a los montes (Tabor, Getsemaní, etc.), a los bosques o al desierto para orar y alabar al Padre, autor de todo lo creado.

Así como San Francisco alaba a Dios por cada creatura y la llama “hermana/o” (hermano sol, hermana luna, hermano lobo, etc.), también nosotros podemos aprender a observar cómo cada planta, animal o cualquier otra creatura, alaba a Dios a su modo, según su naturaleza. Los árboles -por ejemplo- con sus ramas que como brazos se elevan a Dios, las aves con sus cantos, las plantas con sus flores, el mar con el ronroneo de sus olas, el silbido del viento, y así cada una de las criaturas… y nosotros, seres racionales y espirituales ¿Cómo no vamos a alabar a Dios por todo lo creado? Esta es una gracia que cada uno de nosotros debe pedir al Espíritu Santo, que es “maestro de la oración cristiana” (Catecismo 2600)

Cada uno de nosotros también puede preguntarse ¿qué puedo hacer -según mis posibilidades-para cuidar la creación de Dios? ¿Cómo Puedo colaborar en formar a las próximas generaciones en el cuidado de la Tierra? ¿hasta qué punto soy dócil a lo que pide la Virgen en este mensaje, de tomar espacios de tiempo para ir a la naturaleza, bajar el nivel de ruido y abrirme para recibir al Espíritu Santo?

Que Nuestra Madre nos ayude a encontrar la belleza de Dios en todo lo creado y que aprendamos de la simplicidad de todas las creaturas, para vivir con sencillez y humildad de vida, en clave de alabanza a Dios.

Padre Gustavo E. Jamut, omv

 

Oración por nuestra tierra (De la Enc. Laudato Si)

Dios omnipotente,
que estás presente en todo el universo
y en la más pequeña de tus criaturas,
Tú, que rodeas con tu ternura todo lo que existe,
derrama en nosotros la fuerza de tu amor
para que cuidemos la vida y la belleza.
Inúndanos de paz, para que vivamos como hermanos y hermanas
sin dañar a nadie.
Dios de los pobres,
ayúdanos a rescatar
a los abandonados y olvidados de esta tierra
que tanto valen a tus ojos.
Sana nuestras vidas,
para que seamos protectores del mundo
y no depredadores,
para que sembremos hermosura
y no contaminación y destrucción.
Toca los corazones
de los que buscan sólo beneficios
a costa de los pobres y de la tierra.
Enséñanos a descubrir el valor de cada cosa,
a contemplar admirados,
a reconocer que estamos profundamente unidos
con todas las criaturas
en nuestro camino hacia tu luz infinita.
Gracias porque estás con nosotros todos los días.
Aliéntanos, por favor, en nuestra lucha
por la justicia, el amor y la paz.

Oración cristiana con la creación

Te alabamos, Padre, con todas tus criaturas,
que salieron de tu mano poderosa.
Son tuyas,
y están llenas de tu presencia y de tu ternura.
Alabado seas.

Hijo de Dios, Jesús,
por ti fueron creadas todas las cosas.
Te formaste en el seno materno de María,
te hiciste parte de esta tierra,
y miraste este mundo con ojos humanos.
Hoy estás vivo en cada criatura
con tu gloria de resucitado.
Alabado seas.

Espíritu Santo, que con tu luz
orientas este mundo hacia el amor del Padre
y acompañas el gemido de la creación,
tú vives también en nuestros corazones
para impulsarnos al bien.
Alabado seas.

Señor Uno y Trino,
comunidad preciosa de amor infinito,
enséñanos a contemplarte
en la belleza del universo,
donde todo nos habla de ti.
Despierta nuestra alabanza y nuestra gratitud
por cada ser que has creado.
Danos la gracia de sentirnos íntimamente unidos
con todo lo que existe.

Dios de amor,
muéstranos nuestro lugar en este mundo
como instrumentos de tu cariño
por todos los seres de esta tierra,
porque ninguno de ellos está olvidado ante ti.
Ilumina a los dueños del poder y del dinero
para que se guarden del pecado de la indiferencia,
amen el bien común, promuevan a los débiles,
y cuiden este mundo que habitamos.
Los pobres y la tierra están clamando:
Señor, tómanos a nosotros con tu poder y tu luz,
para proteger toda vida,
para preparar un futuro mejor,
para que venga tu Reino
de justicia, de paz, de amor y de hermosura.
Alabado seas.
Amén.

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