Durante los días 11 a 15 de mayo tuvimos la suerte de recibir en España al Visitador Apostólico para Medjugorje designado por el Papa Francisco.

Monseñor Aldo llegó a Barcelona el día  11 de mayo invitado por el Cardenal de Barcelona Monseñor Juan José Omella, Presidente de la Conferencia Episcopal Española; y también invitado por la Fundación Centro Medjugorje, que preside Oriol Vives Fayos. El día 14 se trasladó a Madrid, invitado por el Cardenal Osoro, quien al final no pudo recibirlo por motivos de agenda.

Hemos tenido la suerte de disfrutar de su afabilidad, virtud que poseen los individuos y que hacen de las relaciones sociales un acto mucho más agradable y afectivo, permitiendo la sana convivencia y tratos respetuosos entre las personas.

También hemos podido disfrutar de su sabiduría, dándonos muestras de una cultura vastísima y un conocimiento de los problemas actuales de la sociedad en general y de la Iglesia en particular. Y de su sabiduría como virtud, que no se corresponde con una abundancia de las palabras, ni en la sutileza de los razonamientos, sino en la verdadera y voluntaria humildad que, desde el seno de su Madre hasta el suplicio de la cruz, nuestro Señor Jesucristo eligió y enseñó como plenitud de la fuerza (tal y como escribe San León Magno en uno de sus sermones).

Moseñor Aldo Cavalli ha visitado España en un momento importantísimo para nuestra Iglesia en particular y la Iglesia europea en general, muy necesitada de una llamada a la conversión, de un cambio en el corazón del hombre por medio del sacramento de la Reconciliación, la celebración de la Eucaristía, la adoración del Santísimo Sacramento del Altar, la oración, el ayuno y la lectura de la Palabra de Dios. Medjugorje (con palabras de Fray Ivan Dugandzic, homilía de 2020) se ha convertido en un lugar de conversión y oración, en el confesionario del mundo, que la Iglesia, después de un largo tiempo de cuidadoso seguimiento y estudio, reconoció y aceptó. Hace varios años, el eminente representante del Vaticano, el arzobispo Fisichela afirmó públicamente en Medjugorje que no hay mejor forma de nueva evangelización -que la Iglesia ha estado buscando desde hace mucho tiempo- que reproducir lo que está sucediendo en Medjugorje en todas las partes del mundo y en toda la Iglesia. Esto confirma indirectamente las palabras del recordado Papa Benedicto XVI, que preguntado sobre qué pensaba sobre el estado espiritual del mundo de hoy, advirtió con gran seriedad, después de mencionar algunas desviaciones morales concretas, que lo más peligroso es lo que está pasando invisiblemente detrás de ciertas desviaciones morales visibles, por lo que dice: “la sociedad moderna está en la fase de formulación de un credo anticristiano, y oponerse a ese credo es castigado con la excomunión social. El miedo a este poder espiritual del Anticristo es completamente natural y la oración de toda la Iglesia es necesaria para resistirlo”. Estamos siendo testigos de este drama de la humanidad. El Anticristo, con la ayuda de sus asociados, realmente quiere crear al hombre a su propia imagen. Es por eso que, primero quiere borrar la imagen de Dios en él, matando el gen por el cual el hombre, como criatura que proviene del Creador, quiere redefinir la naturaleza humana, declarando lo que se consideraba malo hasta ayer como algo completamente normal y aceptable. Los que piensan de manera diferente tienen prohibido defenderlo públicamente y defenderlo en nombre de lo que sea políticamente correcto y socialmente tolerante. De lo contrario, son declarados atrasados y perjudiciales para el progreso de la sociedad.

Monseñor Aldo nos ha dicho por activa y por pasiva que Medjugorje es un sitio de Gracia, en el que la presencia de la Virgen María es patente. María nos coge de la mano para llevarnos a su Hijo. En Medjugorje la gente va a rezar, sólo a rezar (nada más y nada menos), a estar en silencio con Dios. El peregrino reza en el Monte de las Apariciones, en el Monte de la Cruz y en la Parroquia (no hay nada más que visitar). Asiste a Misa, Adora al Santísimo y venera la Cruz. Y como fruto de esa oración acude a confesarse, pero no sólo para que sus pecados sean perdonados, sino para cambiar su vida.

La palabra que más podemos oír a Monseñor Cavalli es “Gracia”, todo es por gracia de Dios. María se convirtió en Madre de Dios por gracia, los apóstoles fueron elegidos por gracia, vamos a Medjugorje por gracia, nos convertimos por gracia, nuestros pecados se perdonan por gracia. Él tuvo la gracia de ser elegido Visitador Apostólico de Medjugorje. Y Medjugorje es una gracia que Dios concede al mundo por amor, por misericordia.

Somos muy afortunados al haber podido convivir varios días con Monseñor Aldo Cavalli, de quien hemos aprendido mucho, muchísimo. Y ello por gracia.

Monseñor Aldo ha resultado ser un “repetidor” de la espiritualidad de Medjugorje en España y se ha hablado durante estos días, y se sigue hablando, de su visita y de esa bendita tierra de María a donde acuden más de un millón de personas al año y son más de treinta millones los peregrinos que ya han acudido, en busca de la gracia de la conversión, respondiendo a la llamada de la Virgen María.

Las catequesis impartidas en Barcelona y Madrid, los encuentros con sacerdotes y Centros de Paz, como “Amor de Deu” en Barcelona, o con grupos de sacerdotes y personas que han acudido a la llamada de la Gospa. Las innumerables entrevistas de diversos medios de comunicación hablados y escritos. Todo ha servido para mayor Gloria de Dios.

Y no nos podemos olvidar de Fray Antonio ……… quien acompaña a Monseñor Aldo Cavalli como secretario del mismo. También aprendimos mucho de su discreción y bonhomía. Y de su amistad.

Muchas gracias a Dios y a la Gospa por esta visita, que se nos ha dado únicamente por gracia. Un regalo. Otro más.

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