SOY TODO TUYO, MARÍA
El grupo Reina de la Paz de Benicarló ha dicho “sí” a María: “TOTUS TUUS, MARÍA”
El pasado 12 de noviembre del 2022, en nuestra Parroquia de san Bartolomé celebramos una hermosa Jornada con la VIRGEN, REINA DE LA PAZ.
En dicha Jornada se nos habló de lo que la Virgen pidió en Fátima, hace más de 100 años, y que sigue pidiendo actualmente en Medjugorje (1981-2023), algo muy importante para Ella y muy necesario para nosotros: que nos consagremos a su Corazón Inmaculado.
El mundo está convulso, en tinieblas (sólo hay que mirarlo) y la Virgen desea ayudarnos… Pero para ello necesita que correspondamos a su amor materno y vivamos como buenos hijos, y oremos e intercedamos por los que “aún no han conocido ni experimentado el Amor de Dios”, como Ella ha dicho tantas veces con lágrimas en los ojos.
Tras esa Jornada de noviembre se formó “El Grupo de Oración Reina de la Paz” y ahora, de ese grupo, 35 personas durante 1 mes y medio nos preparamos con meditaciones diarias para decirle nuestro “sí”, pobre y débil pero convencido; y, así, consagrarnos a Ella para que nos conduzca hacia su Hijo Dios.
El sábado, 11 de febrero 2023, tras la misa y procesión de antorchas en honor de su preciosa advocación como Ntra. Sra. de Lourdes, en la Capilla de nuestra parroquia vivimos unos momentos de emoción intensa.
Escuchamos el último Mensaje, del 25 enero 2023, que la Reina de la Paz ha dado al Mundo desde Medjugorje (lo da el 25 de cada mes, desde el 25 enero 1987; no sabemos hasta cuándo los dará). Ella dice que son sus últimas Apariciones en la Tierra, por eso son tan numerosas, frecuentes y duran tanto… (acontecen desde el 24 junio de 1981, hasta el momento actual).
Y yo me pregunto, extrañada (cuando en la actualidad las noticias de la otra parte del mundo son casi instantáneas) y, por ello, pienso que no tenemos excusa:
“¿Quién la ha escuchado?” Las madres sabemos el porqué de nuestra insistencia (tantas veces “pesada”, según los hijos, repitiendo lo mismo…). La respuesta es sencilla: “porque no nos escuchan”. Cuando ¡por fin! lo hacen, dejamos de insistir en ello. ¿O no?
¿Por qué nuestra Madre del Cielo sigue insistiendo y nos apremia, dulce, maternalmente, a que nos convirtamos y volvamos a Dios, sin demora? Porque, tras casi 42 años, muchísimos siguen sin enterarse ni escucharla. Y así nos va. Ciertamente millones de personas intentamos atender su Llamada, pero no es suficiente; nuestro mundo tan sufriente necesita más personas que respondan generosamente.
Ella sabe que estamos en un momento decisivo y grave. Por eso Dios la envía para ayudarnos. Es una Gracia grande e inmensa que la Virgen nos pide que valoremos y aprovechemos…
Nosotros sentimos en el corazón que queríamos responder a su petición, y ciertamente deseamos que el máximo número posible de personas lo hagan.
En esa inolvidable velada, mirando la hermosa imagen de la Reina de la Paz y tras unas palabras para que tomáramos conciencia de la alegría de la Virgen al ver nuestra respuesta, leímos en voz alta y con el corazón, la “oración de consagración”, por la que le decíamos a nuestra querida Mamá (con similares palabras):
“Madre, a partir de ahora soy totalmente tuyo, y todo lo mío es tuyo. Todo lo que soy y tengo te lo entrego, mi familia también, y lo ofrezco todo por tus Intenciones, pues tú sabes qué necesitamos cada uno de los que estamos en este pobre mundo (que se ha alejado tanto de Dios), para así colaborar contigo y que Tú puedas ayudarnos a todos a volver a Él y pueda reinar la paz, como Dios y tú deseáis. Te acepto como Madre y quiero corresponder a tu amor siendo un buen hijo. Te lo entrego todo con total confianza. Para siempre, soy todo tuyo, oh María”.
Con esta consagración nos comprometíamos a VIVIR CON COHERENCIA LA FE, rezando y frecuentando los sacramentos (Confesión y Eucaristía) que nos darán la fuerza para ello.
Finalizada esta oración, al escuchar nuestro nombre nos fuimos acercando al sacerdote que nos impuso el Escapulario del Carmen y recibimos una “pulsera-esclava” que nos recordará, día a día, nuestro compromiso definitivo con la Madre, deseando que éste caminar con Ella vaya “in crescendo”, de día en día.
Quizá nosotros podamos fallar en muchos momentos, pero sabemos que Ella es fiel y nos sostendrá y protegerá como Madre incomparable que es. Lo hará como cuidó a su pequeño Hijo Jesús y estuvo a su lado durante su Pasión. Su empeño materno y fidelidad duran siempre.
En nuestro corazón resonó su dulce voz, las palabras que Ella repite humildemente al final de cada Mensaje: “Gracias por haber respondido a mi Llamada”.
Si alguien más desea responder a esta Llamada Maternal, o comprometerse a un Turno de Adoración a Jesús, de una hora (los jueves, de 10:30 a 18:45), ponerse en contacto con la parroquia.
“María, Madre y Reina de la Paz, ruega por nosotros y por el mundo entero”.
María Lourdes Palau
Benicarló