El Santo Padre había invitado a los obispos, sacerdotes y fieles del mundo entero a que se unan a él en esta oración, para consagrar al Inmaculado Corazón de María a la humanidad toda, especialmente a Rusia y Ucrania, y pedir por la paz en el mundo, el 25 de marzo, en la Solemnidad de la Anunciación. Como en cada ocasión, la parroquia de Medjugorje, acompañó al Papa Francisco.

Hubo miles de peregrinos y parroquianos en la iglesia de Santiago Apóstol, tantos que, además del interior de la iglesia, donde se celebró la misa, también la explanada exterior se llenó, como en los meses de verano. Es que, en esta ocasión, además de la fiesta de la Solemnidad de la Anunciación, nadie quería perderse el momento de oración y consagración junto al Papa y toda la Iglesia.

El Visitador Apostólico con carácter especial para la parroquia de Medjugorje, Mons. Aldo Cavalli, presidió la santa misa en concelebración con 33 sacerdotes, luego del rezo del rosario. Para culminar, después de la Eucaristía, con la Consagración.

En su homilía, el Visitador Apostólico dijo: “En este día, en el evangelio, vemos el método de Dios. Nazaret, María y José. Nazaret era un pequeño pueblo al norte de Galilea. Dios eligió un pueblo desconocido y a una joven desconocida para ser la Madre de su Hijo. Este es el método de Dios, simple, impensado, un lugar desconocido, una joven desconocida para todos, pero no para Dios. Pasa el tiempo y María está en el Cielo con el Señor Jesús, con Dios, y ruega por nosotros. Esta noche, al final de la Misa, tendremos junto con el Papa la consagración”.

Mons. Cavalli culminó su homilía con estas palabras: “Hemos perdido el camino de la paz, y le decimos a María ‘ruega por nosotros’. María, ruega por nosotros, por la humanidad, por Rusia, por Ucrania, que vuelva la paz de Dios en medio nuestro. Que Jesús escuche la oración de María, y nuestra oración, mediante la cual nos consagramos”.

Hoy, en el mensaje que cada 25 del mes la Virgen María da para la humanidad, pareciera respondernos: “Queridos hijos, escucho su clamor y sus oraciones por la paz. (…) La humanidad se encuentra en una encrucijada. Los invito a regresar a Dios y a sus mandamientos, para que estén bien en la tierra y para que salgan de esta crisis en la que han entrado por no escuchar a Dios que los ama y quiere salvarlos, y llevarlos a una vida nueva”.

Sigamos clamando y orando a Dios por la paz en nuestros corazones y en el mundo, estando seguros de que Su respuesta no se hará esperar.

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