P. Livio: Queridos oyentes, ahora tenemos al micrófono a Marija de Medjugorje que nos dará el mensaje de la Reina de la Paz del día de hoy 25 de mayo 2021.

P. Livio: ¡Buenas tardes Marija!

Marija: ¡Buenas tardes padre Livio! Un saludo a todos los oyentes de Radio María. Hoy, como cada 25 de mes, la Virgen nos ha dado el siguiente mensaje:

“Queridos hijos, os miro y os invito: regresad a Dios porque Él es amor y por amor me ha enviado con el fin de guiaros en el camino de la conversión. Dejad el pecado y el mal, decidíos por la santidad y la alegría reinará; y vosotros seréis mis manos extendidas en este mundo extraviado. Deseo que seáis oración y esperanza para aquellos que no han conocido al Dios del amor. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”

P. Livio: Marija, ¿Qué nos puedes decir de este mensaje, que es una llamada al Dios del Amor y de la alegría, de tantos acentos positivos que se abren en el corazón?

Marija: Sí, nosotros aquí en Medjugorje hemos esperado el mensaje con gran alegría porque es el penúltimo mensaje antes de cumplirse los cuarenta años de su presencia. La verdad es que esta mañana cuando me he despertado y he hecho la oración, he pensado con entusiasmo en el mensaje que nos iba a dar hoy. De hecho, hemos pasado el día esperando el mensaje de la Virgen y es bonito porque nos dice que Dios le ha permitido estar con nosotros, que nos mira, que nos invita a regresar a Dios. La cosa más bonita es que nos dice que Dios es Amor y nos dice que Él la ha enviado a nosotros para guiarnos en el camino de la conversión. Yo me pregunto ¿cuánto me he convertido? ¿cuánto he acogido esa llamada? Si hacemos la suma de todos estos años, nos podemos preguntar ¿cuánto he respondido yo a la invitación de la Virgen? ¿cuánto he sido yo sus manos extendidas? ¿cuánto he puesto en práctica lo que dice la Virgen acerca de escoger y vivir la santidad, de orar hasta que nuestra vida se vuelva oración? Me he sentido en dificultad y en la prueba porque como sabéis el momento de la aparición es un momento muy deseado por mí, vivo el día para ese momento ya que para mí ver llegar a la Virgen del Cielo es como estar en el Paraíso. Pero, por otra parte, me pregunto cuánto he respondido. Es cierto que es una alegría inmensa haber sido elegidos por la Virgen y sentimos una verdadera gratitud hacia Dios en el corazón. Pienso también en todos aquellos que han sentido en su interior la presencia de la Virgen ¿cuánto hemos hecho con nuestra vida, con nuestro ejemplo, con nuestra oración para cambiar el mundo? La Virgen nos dice que nos quiere utilizar para cambiar este mundo sin esperanza, este mundo extraviado y sin futuro. La Virgen dijo en un mensaje que sin Dios, no teníamos futuro y cuando miramos este mundo de hoy, lo vemos como dice la Virgen “un mundo extraviado”. Por este motivo, yo creo profundamente que la presencia de la Virgen entre nosotros, es una gracia que reconozco cada día más. Dios nos está dando esta oportunidad para convertirnos, para escoger el camino de la santidad, para elegir los Mandamientos, porque sin ellos no tendremos futuro. Hoy, el mundo quiere echar fuera de sus vidas a Dios, el hombre quiere echar fuera de su familia a Dios, pero sin Dios, no tenemos futuro, estamos perdidos, desesperados. Por esto, hay tantos suicidios y vivimos tantas situaciones terribles, porque no tenemos el equilibrio que Dios nos da. Por esto, yo creo que este es un momento de una gracia muy grande.

P. Livio: Sí Marija. Sabes, la cosa que a mí me ha tocado más del mensaje es la mirada de la Virgen. Ella dice: “os miro”, y de hecho, Ella ve como somos, pero al mismo tiempo, veo nuestra mirada sobre nosotros mismos. Es decir nosotros no nos preocupamos por lo mismo por lo que se preocupa la Virgen ya que nosotros nos preocupamos por las cosas materiales. Sí, nos preocupamos por la salud, por el trabajo que, obviamente, son cosas importantes, pero nos falta la preocupación y la conciencia de nuestra condición espiritual. La Virgen nos ve inmersos en este mundo sin Dios, que es como estar en una cueva oscura sin sol. Estamos pues en el pecado y estamos en el peligro de arruinarlo todo. Veo que no estamos en sintonía con la mirada de la Virgen. Es decir, nosotros solo vemos las molestias de esta pandemia y no vemos el verdadero mal que nos ataca hasta el fondo que es la falta de fe, la falta de amor, la falta de esperanza en la vida. Esto es lo que me preocupa, porque son pocos los que se preocupan por su alma y por el camino de la santidad.

Marija: ¡Y no solo esto padre Livio! Aquí en Medjugorje, lo vivimos con más profundidad ya que desde la mañana vamos a orar a la colina. Nosotros vemos que, esto que está pasando ahora, no es solo una pandemia, esto que está padeciendo todo el mundo, está haciendo dar un giro negativo porque la gente no piensa en Dios. Yo me acuerdo de aquel canto que dice: “Queremos a Dios, Virgen Santa, en nuestra familia y en nuestra patria.” Ahora parece como si no tuviéramos necesidad alguna de Dios, pero llegará el momento en que nos daremos de cabeza contra el muro. A menudo me llegan llamadas, e-mails o mensajes para decir que están preocupados porque su hijo está desesperado, porque tienen miedo de lo que puede suceder, etc. ¡Se producen tantas situaciones que no son normales y que los medios de comunicación empeoran aún más! Cierto que los medios de comunicación son una gran cosa. ¿Cómo nos podríamos imaginar ahora un mundo sin teléfono? Yo no podría transmitir el mensaje de la Virgen, ni hablar por radio, pero muchas veces el diablo hace uso de estos medios y nos aleja de la cosa más importante que es lo que nos dijo la Virgen: “En lugar del yo, poned a Dios”. Lo que más me ha sorprendido últimamente llegando a Italia es el desapego completo de la fe, como si se tratara solo de una costumbre. ¿Cómo es posible que no haya alegría en uno que dice ser creyente y no lo transmita? Yo hablo de Dios, de la Virgen y sus mensajes con gran entusiasmo y sin cansarme porque es algo más fuerte que yo, como quien se enamora y habla siempre de su amado. Preguntémonos pues: ¿cuánto hablamos de Dios? ¿cuánta experiencia de Dios hacemos? La Virgen nos dice que debe reinar la alegría y la santidad. Nosotros, como cristianos, ¿cuánta alegría tenemos? En estos días, yo estoy experimentando una alegría inmensa, una unidad cuando se ora, la unidad de sentirse todos hermanos, incluso con personas de otras religiones porque se siente la unión del amor. El amor une a todas las personas del mundo sin importar la nación o la raza, porque somos imágenes de Cristo. Jesús nos pidió que nos amáramos los unos a los otros y por eso la Virgen nos llama a ser reflejo, a ser sus manos extendidas para todos aquellos que se sienten desesperados, enfermos, donde hay tanto dolor… La Virgen quiere que también nosotros digamos sí y demos testimonio de ese amor, que demos testimonio del bien a nuestro alrededor. La Virgen nos pide que oremos por los que no conocen el Amor de Dios, aunque es verdad que yo he conocido a muchas personas aquí en Medjugorje en todos estos años que sienten la necesidad de acercarse a Dios a través de la presencia de la Virgen.

P. Livio: Sí Marija, el mundo necesita, ante todo, el testimonio del Amor. Hay gente que cree en Dios, pero si no descubren que son amados por Dios, el corazón no se mueve y no son entusiastas de Dios. La Virgen nos anima con su presencia y nosotros con nuestra fe, con nuestro amor debemos emanar alegría en un mundo desesperado. Pero esto nos compromete a ser constantes en nuestra conversión personal, en nuestra oración personal. Es decir, estamos llamados a ser luz donde hay oscuridad, paz donde hay odio, amor donde hay agitación. Tenemos realmente una gran misión que ejercer, pero ¿tú crees Marija que somos capaces?

Marija: Yo digo que donde hay tristeza tenemos que poner alegría y si la Virgen está aquí con nosotros, debe haber alegría. Nosotros debemos pensar en la Virgen, la cual ha sufrido dolores, ha sufrido la pasión de su Hijo viéndolo clavado en la cruz, y a pesar de todo, Ella es esa mujer fuerte que es un ejemplo para todos nosotros. Creo que tenemos que escuchar a María que nos habla al corazón porque Ella que sufrió tanto, se une a nuestros sufrimientos y nos dice que está con nosotros. Ella nos guía en el camino de la conversión tal como dice en este mensaje de hoy. Yo creo que la Virgen nos está guiando con alegría. En nuestros días, casi no sabemos lo que es la verdadera alegría. Vivimos en un mundo donde prevalece la tristeza, las tinieblas; un mundo en el que se está tramando un proyecto satánico a través de tantos miedos y tantas historias. Pero yo digo, si estamos con la Virgen y Ella nos guía a su Hijo Jesús, ¿de qué debemos tener miedo? ¿De qué cosa? ¿Del Covid? ¡No, porque pasará! Solo Dios permanece, todo pasa. Nosotros debemos creer en esto. Lo mismo tenemos que pensar de nuestra vida, no vamos a vivir en la Tierra más de mil años. La Sagrada Escritura dice que para los más robustos, ochenta y los menos robustos setenta. Yo cuando doy testimonio digo que quizá podamos llegar a los cien, pero ¿qué es en comparación con la eternidad? La Virgen y el buen Dios nos están llamando a la eternidad, y pensando, soñando, viviendo aquí en la Tierra con la presencia de María, ya podemos hacer experiencia de esa eternidad. Yo lo siento así cuando la Virgen viene esos diez o quince minutos, cuando nos da el mensaje, porque con Ella llega el Paraíso, llega la alegría, llega esa serenidad que solo se puede esperar del Paraíso, porque aquí en la Tierra no existe. Así, nosotros, orando y viviendo los mensajes de la Virgen, viviremos esa experiencia en nuestro corazón. Esta será una experiencia fuerte, porque orando obtendremos esa sensibilidad que nos hará sentir en el corazón la felicidad del Paraíso, esa alegría secreta que la Virgen posee aún cuando está seria. La Virgen es esa mujer del Cielo que nos está guiando, nos está amando, nos está diciendo que no debemos temer nada porque Ella está con nosotros y nos guía en el camino de la conversión. Yo creo profundamente que ese camino que estamos haciendo, si lo vivimos con fe, nos dará esperanza y en lugar de tristeza, tendremos alegría.

P. Livio: Sí, estoy totalmente convencido.

P. Livio: Marija, te quería decir que pertenecemos a un grupo de apóstoles de María, seguramente millones y millones en el mundo que, a mi parecer, viven la oración, la paz, la alegría y la pureza del corazón. Es decir, hay un número de personas que son sal en la Tierra. Esto lo sabemos y lo experimentamos, menos mal que los hay, porque sino el mundo ya se habría perdido. Pero, lo que a mí me impresiona es que, a pesar de este testimonio que hay del bien, del Dios del Amor, existe como un muro en el mundo, parece un mundo de corazón endurecido, que no se mueve; parece como si esta pandemia no lo hubiese ni siquiera tocado; siguen con sus proyectos creyendo que Dios no existe, que solo existe el hombre, que no hay eternidad. En fin, que hay un muro en este mundo que parece impermeable.

Marija: Es normal, porque cuando no hay oración, no hay sensibilidad. Es decir, para estas personas la vida y la muerte no tienen el mismo significado. Lo vemos en las leyes como la del aborto, lo vemos en nuestros políticos que no sirven a la patria sino al diablo, sirven al dinero, sirven al poder. Hay un proverbio que dice que Satanás no duerme nunca. Así vemos que las tinieblas se propagan cada vez más y por este motivo, nosotros debemos ser esa luz en lo alto para poder iluminar bien con nuestra vida y nuestro ejemplo sin miedo. Me acuerdo de una vez, hace años, que estuve en Líbano, mientras caminaba por la ciudad de Beirut, me impresionó ver a tantas mujeres católicas que llevaban colgada una cruz grande como la de los obispos. Ellas con esa cruz dan su testimonio y es bonito ver que lo hacen sin sentir vergüenza. Nosotros, muchas veces, tenemos ese temor de decir quienes somos, pero a través de nuestro ejemplo, de nuestra forma de vestir, de nuestros gestos podemos dar ese testimonio. Jesús nos pide amarnos los unos a los otros. Él nos ama y desea que también nosotros amemos a nuestro prójimo en el lugar en el que el Señor nos haya puesto. Si damos ese testimonio con valentía, seremos recompensados el céntuplo, no solamente con la alegría en el corazón, sino también con el agradecimiento. Debemos ser conscientes de que un cristiano no es una persona cualquiera, es una persona importante, una persona decidida, ya que decimos “no” al pecado, “sí” a la santidad. En la época de los primeros cristianos, la gente los reconocía porque se amaban, compartían, eran positivos, amables. Así pues debemos ser nosotros, como la Virgen quiere. Ella nos guió de la colina a la iglesia para que viviéramos la Santa Misa con todos aquellos que llegaban a Medjugorje sin importar de donde vinieran y acogerlos con los ojos de la santidad. Esa santidad que es el reflejo de nuestra alma, de nuestro corazón, del bien que llevamos dentro, haciendo que nuestro rostro sea radiante de esa felicidad por llevar a Dios en nuestro corazón. Una persona que ora, bendice, nunca maldice porque Dios quiere que seamos bendición y amor para los demás, sobre todo en este tiempo de miedos e incertidumbres.

P. Livio: Me acuerdo que en el mensaje del 25 de agosto del 2019, la Virgen dijo: “El Cielo os agradecerá vuestras fatigas y sacrificios.” Es decir que la Virgen nos mira y anima, pero también el Cielo nos mira y nos anima.

Marija: Yo digo que uno que está enamorado de Dios, no tiene necesidad de sacrificios ya que hablar de Dios y dar testimonio es una alegría. El que lleva la oración en profundidad, desea orar y cada ocasión es buena para orar.

P. Livio: Ciertamente. De todas maneras, aquí se habla de fatigas y sacrificios apostólicos, de los que se comprometen en el Evangelio y a difundir el testimonio de la Virgen. Por esto la Virgen nos dice que el Cielo estará agradecido y estoy seguro de que será realmente así porque los ángeles y santos del Cielo harán fiesta cuando vosotros, los videntes, iréis al Cielo.

P. Livio: Marija, el próximo 25 de junio será el cuarenta aniversario, mira que no quiero hacer alusión a los secretos, pero quiero decir que la Virgen ya profetizó en Fátima y ha confirmado en Medjugorje que su corazón triunfará. Esto me hace pensar que nosotros debemos mirar el futuro como un tiempo en el cual la Virgen llevará a término su plan. Entonces, para que triunfe su corazón tendrá que haber muchas conversiones en el mundo. De otra manera, no es posible que haya un tiempo de paz en la humanidad si la gente no acoge la paz. Por lo tanto, te pregunto: ¿es justo pensar en un futuro en el que gran parte de la humanidad se convertirá porque sucederá lo que hace venir escalofríos a todos?

Marija: Yo creo profundamente que ese momento ha llegado ya, porque la Virgen ha tocado ya muchos corazones. De hecho, en estos días aquí en Medjugorje se está preparando para el próximo fin de semana un festival de jóvenes de América Latina para todos los grupos de oración que de allí han salido. Se transmitirán testimonios de personas importantes a través de internet en esta conferencia de tres días en lengua española. Cuando vinieron a verme para hacerme una entrevista y cuando oí cuántas personas estarán conectadas y sienten el deseo de estar unidas, ya que no podrán venir por causa del Covid, pensé que sí hay esperanza, porque son tantas las almas, tantos los corazones que están abiertos a la Virgen. La semana pasada nos conectamos con toda la parte del Este: Ucrania, Rusia, Chequia, Eslovaquia, Mongolia, Lituania, Letonia, etc. Digamos todos esos países que formaban parte de la Unión Soviética y vivimos el momento de la aparición, se hizo oración y una catequesis con obispos y sacerdotes, fue todo un día de unidad a pesar de la distancia. Pude ver las iglesias al completo, las familias que oraban, y ya no digo los millones de mensajes de agradecimiento recibidos. ¡Yo creo que la Virgen está preparando un tren! Teníais que haber visto al obispo de Mongolia cómo lloraba de felicidad al ver esa unión durante la aparición. Lo más bonito de todo es ver la ternura de Dios que hace posible esa unidad en la oración a través de estos medios modernos.  Jesús dijo: “Donde estén reunidos dos o más en mi nombre, allí estaré yo”. Yo creo que este ya es el triunfo del Corazón Inmaculado de María y del Corazón Inmaculado de Jesús. Ellos triunfarán en tantos corazones, incluso en aquellos que ni siquiera nos podemos llegar a imaginar. Hay una selva que está creciendo gracias a la Virgen, Reina de la Paz. Hay tantas personas que están trabajando de mil maneras para poderse conectar, no solo telefónicamente, por ordenador o con la oración, pero sobre todo, que no han olvidado que la Virgen sigue apareciéndose cada día y que nos llama. Hay tantísimas personas que oran y esta es la gran fuerza de todos nosotros.

P. Livio: Sí, lo que parece claro es que son siempre más las personas que ven en la Virgen la esperanza del mundo, es decir, de nuestra salvación. Pero me viene a la memoria aquello que dijo San Juan Pablo II cuando Mirjana lo fue a visitar, le dijo que Medjugorje era la esperanza del mundo. Esto, como bien dices tú, lo vemos ahora, pero es también la luz que ilumina el futuro, es decir, es la Virgen que viene para llevarnos a un mundo nuevo.

Marija: Creo padre Livio que hoy, en la situación que vivimos, debemos pensar en positivo, en primer lugar porque somos cristianos y porque esta pandemia está cambiando tanto la mente de mucha gente, pero debemos pensar que es como el tiempo del comunismo que parecía que no se iba a terminar nunca. Ahora pensamos que este Covid no terminará nunca, en cambio, terminará también. Dios es el dueño del tiempo y Él no tiene prisa. Nosotros nos preocupamos porque la Virgen no dice nada del Covid, pero Ella está serena y nosotros debemos hacer como Ella, estar tranquilos y orar. Debemos pensar que en nuestra vida manda Dios y no el Covid. Debemos poner siempre nuestra mirada en el Paraíso, y si nos golpea un ladrillo en la cabeza, moriremos y si tenemos el Covid y morimos, no pasa nada, porque antes o después moriremos igualmente. Por esto, debemos vivir serenamente porque el miedo no viene de Dios. Lo que tenga que ser será porque estamos en manos de Dios y esto es un acto de fe, el aceptar Su Voluntad. Al principio de las apariciones, durante el comunismo, yo pensaba cada mañana que podía morir ese día, en cambio he cumplido cincuenta y seis años y todavía estoy viva. Es decir, no debemos preocuparnos. Si los lirios del campo no se preocupan, tampoco debemos hacerlo nosotros.

P. Livio: Creo que por lo que sí deberíamos preocuparnos, como dice la Virgen, es por dejar el pecado y el mal. Este me parece el punto central del mensaje. Vamos hacia un futuro en el que debemos estar en gracia de Dios y mientras estemos en la incredulidad y en la desobediencia de los Mandamientos, seremos prisioneros del mal. Este es el primer paso que debemos dar.

Marija: Y debemos poner también el alma en lo que hacemos, con serenidad, con amor. Deberíamos expresar más el amor, por ejemplo con los hijos, besarles más y tratarlos con más ternura, no solo dándoles órdenes. La Virgen quiere que nos amemos. Ella nos ama, por esto está entre nosotros.

P. Livio: Muchas gracias Marija por tu bonito testimonio y sigamos por este camino de la santidad que parece largo de recorrer.

Marija: Sí padre Livio, es un largo camino, pero muy apasionante.

TRADUCCIÓN: Equipo traductores “Amor de Déu”

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