“¡Queridos hijos! Os invito maternalmente a volver a la alegría y a la verdad del Evangelio; a regresar al amor de mi Hijo, porque Él os espera con los brazos abiertos; a que todo lo que hagáis en la vida, lo hagáis con mi Hijo, con amor, para que seáis bendecidos; a que vuestra espiritualidad sea interior y no solo exterior. Solo así seréis humildes, generosos, llenos de amor y alegres. Y mi Corazón maternal se regocijará con vosotros. Os doy las gracias”.