BREVE HISTORIA DEL COMEDOR Y HOGAR MARIA REINA DE LA PAZ, NICARAGUA

Fruto de la Escuela del Amor de María

La vida junto a mi esposo transcurría con normalidad hasta que con la revolución, iniciada en Nicaragua en el año 1979, salimos hacia Miami, en los Estados Unidos de América.

Justo en el año en el que la revolución finalizaba, en el año 1990, empezamos a recibir los mensajes de Nuestra Señora a través de la familia Siman, Luis Siman y Adelita su esposa, quienes residían también en la ciudad de Miami.

Recordemos que Don Luis Siman, tras una fuerte conversión en Medjugorje, se había dedicado junto con su esposa a extender los mensajes de la Reina de la Paz por todo el continente americano.

En el año 1995, regresamos a Nicaragua y al poco tiempo conocí a Sor Flor de María Fernández, Hermana Josefina. Sor Flor María me habló también de Medjugorje y me invitó a una reunión con ocasión de la venida de Padre Jozo (Fr. Jozo Zovko, el párroco de Medjugorje cuando se iniciaron las apariciones) puesto que, al enterarse que vendría a América, propusieron invitarlo a Nicaragua. Sin dudarlo, lo trajimos hasta Managua y llenamos la Catedral, viniendo gente de todas partes del país, de este modo se conoció nacionalmente a María Reina de la Paz. Mi corazón ante este evento experimentó una profunda impresión.

En Nicaragua es popular tener una casa en la playa, ya que está muy cerca de la ciudad, y le pedí a la Virgencita que me hiciera posible tener una. Y, por supuesto, escuchó mis ruegos.

El día 7 de diciembre de 1996, es día grande por ser vísperas de la celebración de la Festividad de la Inmaculada Concepción, nuestra patrona, que se celebra en todo el país, con altares, cantos, golosinas y el conocido grito: “¿Quién causa tanta alegría? ¡La Concepción de Maria!”. Por ello, decidimos ir a celebrarla a la casita de Pochomil.

De este modo, ese mismo día desde temprano empecé a arreglar su altar para que estuviera listo a las seis de la tarde, momento en el que se inicia su celebración. Pero cual no será mi sorpresa cuando vi que cuando apenas eran las 9 de la mañana empezaron a llegar grupos de niños pobres, pero muy pobres, a cantarle a la Virgen. Lo normal es ofrecerles los dulces después de cantar pero siendo tan temprano no sabía qué hacer temiendo que escasearan los dulces que ofrecer cuando llegara la hora de inicio, en la tarde, como es tradicional, por lo que pregunté a Alfredo, mi esposo, contestándome: “Pues empezá YA”. Y, con esa confirmación, con gran felicidad me uní a sus cantos. Ahí se puede decir que nació la idea de construir el comedor infantil MARIA REINA DE LA PAZ. Los dulces de forma increíble nunca se terminaron pues pasamos hasta las once de la noche en lo que parecía ser la multiplicación de …¡los dulces!.

Al día siguiente, día 8 de diciembre, les comuniqué la idea a los vecinos y les pedí ayuda, y ahí mismo planeamos hacer “algo” para las fechas de la Navidad, organizándolo todo junto con el profesor de la escuelita del lugar, a quien acababa de conocer, pues pensé que justo ese sería un buen lugar para tener un comedor.

¡Nunca olvidaré esas caritas llenas de alegría!.

De regreso, en Managua, le conté todo lo acontecido a mi amiga Sor Flor de Maria. Providencialmente, ella me invitó a su convento porque venía un donante y me pidió a mí recibirlo, de forma que tuve oportunidad de contarle mi experiencia. Sin dudarlo, él llamó a su secretaria y… ¡ya teníamos la comida!.

Al día siguiente, después de la misa en la Nunciatura, donde vamos a misa diario, pedí dinero a mis amigas para poder comprar unas ollas y cucharas. De regreso a Pochomil, tuvimos una reunión con el profesor y con algunas mamás para que cocinaran en turnos de dos en dos. Pusimos apenas cuatro piedras para construir la cocina adónde los niños acudían llevando su plato, su vaso y la leña. De este modo, ya tenían su almuerzo de lunes a viernes.

En el año 1997, nuevamente de forma providencial, apareció otro donante para la construcción del comedor, un arquitecto voluntario y un terreno donde más adelante se levantaría la capilla de Pochomil. Ante estos acontecimientos, fui a hablar con el Cardenal Miguel Obando y Bravo, dándome el permiso y su apoyo.

Desde entonces, he recorrido durante muchos años el camino que separa Managua de Pochomil para llevar semanalmente la comida al Comedor de María Reina de la Paz y que aquellos niños, que un día me conmovieron tanto, pudieran comer.

Un día, en 2013, como siempre acostumbro, me despedí de Nuestra Señora después de misa y sentí en mi corazón que debería invitar al Sr. Nuncio Fortunatus Nwachukwu a conocer el Comedor María Reina de la Paz. Esa fue la primera vez, pero insistí mucho a causa de sus muchas ocupaciones hasta que por fin se le hizo posible ir a Pochomil. Una vez allí se enamoró del proyecto diciéndome en ese mismo momento: “Buscaremos un terreno y traeremos unas religiosas para darles una buena educación a estos niños”. Me parecía que estaba soñando. Así son las cosas de Dios, aparentemente fáciles aunque no exentas de muchas dificultades, pero creo que no hay que dudar, hay que confiar en Dios y seguir adelante.

 

De hecho, transcurridas unas semanas nos regalaron un terreno de casi una manzana, pero sólo su inscripción en los Registros Públicos duró 3 años.

Por otra parte, formamos un Grupo de Apoyo, en el cual cada uno de sus miembros ha sido muy importante para poder llevar a buen término el proyecto. De hecho, estando en Medjugorje y en un retiro con Padre Jozo en Badija, mientras nos bañábamos en el mar, le dije a la arquitecta -integrante del grupo de apoyo- que ella era la llave para empezar el proyecto y riéndose me dijo que la Virgencita ya la había convencido y que así sería.

Desde entonces mantuvimos muchas reuniones con Monseñor Fortunatus Nwachuk y organizamos varias actividades para recoger fondos. Apoyados por el Cardenal Leopoldo José Brenes, nuestro sueño se volvió realidad y en menos del año ya estaba construido HOGAR MARIA REINA DE LA PAZ que sería llevado por las Siervas del Divino Rostro.

Hoy en día las Hermanas dan a los niños formación catequística y formación integral que abarca desde refuerzo escolar, manualidades, computación, danza y música. Para los adolescentes organizamos talleres para ayudarles a ser independientes.

 

 

Los niños que entonces estaban desorientados han notado el cambio, en el HMRP (Hogar María Reina de la Paz), básicamente se puede decir que los niños son felices porque pueden jugar, rezar y aprender.

Actualmente, el Hogar cuenta con Convento, la Capilla de San José, el Salón Sagrada Familia multiuso, cuatro Aulas para clases, Hospedería para Misioneros y familias que quieran conocer esta realidad y ayudar a las Hermanas y sacerdotes.

En el pasado año 2020, debido a la pandemia, nos limitamos al Comedor María Reina de la Paz que queda a poca distancia del HMRP, allí llegan alrededor de 150 niños tomando las medidas necesarias. Nunca gracias a Dios hemos tenido ningún caso de pandemia.

En el presente año de 2021, seguimos haciendo planes para continuar esta maravillosa obra de María Reina de la Paz.

La Divina Providencia nos acompaña en todo momento.

¡¡¡Alabados sean Jesús y María!!!

Melba Armengol

Fundadora del Hogar María Reina de la Paz y coordinadora de la Fundación Centro Medjugorje en Nicaragua

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