Fuente: www.radiomaria.it

Traducción: Equipo de la Asociación Amor de Déu

 

P. Livio: Queridos oyentes, ahora tenemos en directo a Marija de Medjugorje que nos da el mensaje de la Reina de la Paz de hoy día 25 de mayo 2017

P. Livio: ¡Hola Marija!

Marija: ¡Hola Padre Livio! Muchos saludos de todo corazón para ti y todos los oyentes de Radio María. Voy a leer el mensaje que la Virgen ha dado esta tarde 25 de mayo, en este año especial y en un mes especial. El mensaje es el siguiente:

“Queridos hijos, el Altísimo me ha permitido invitaros de nuevo a la conversión. Hijitos, abrid vuestros corazones a la gracia a la que estáis todos invitados. Sed testigos de la paz y del amor en este mundo inquieto. Vuestra vida aquí en la Tierra es pasajera. Orad para que a través de la oración anheléis el Cielo y las cosas del Cielo, y vuestros corazones lo verán todo de manera diferente. No estáis solos, yo estoy con vosotros e intercedo ante mi Hijo Jesús por vosotros. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!

P. Livio: Marija, veo que la Virgen sigue todavía llamando a la conversión, que es precisamente el mensaje principal de Medjugorje.

Marija: El mensaje que la Virgen continúa dando cada 25, y ahora con especial atención y con un amor especial, dice: “Convertíos, acercaos a mi corazón inmaculado”. Ella dice que en nuestros días el mundo vive lejos de Dios, lejos de la paz, lejos del amor… estamos inquietos. La Virgen nos llama para que cada uno de nosotros entendamos que este es un tiempo de gracia, un tiempo de conversión, un tiempo para agarrarse a Dios y a la Virgen.

P. Livio: Sí Marija, pero la conversión es un largo camino, debemos empezar de nuevo cada día.

Marija: Sí, cada día y en cada momento, cada respiración debe ser nueva. La Virgen cuando nos ha llamado, nos hemos enamorado de Ella y la hemos seguido hasta hoy. Cuando estamos todos reunidos rezando el rosario cada 25 del mes es una cosa especial porque esperamos, rezamos, ayunamos, nos preparamos algún sacrificio para ofrecer a la Virgen. Es decir, es algo tan especial porque la Virgen nos da a ti, a mí, a todos nosotros el mensaje, yo cada vez digo que ese mensaje es para mí, personalmente para mí, pero para la Virgen, cada uno de nosotros es especial, único e irrepetible. Nosotros somos para Ella la cosa más valiosa, por esto la Virgen dice: “El Altísimo me ha permitido invitaros de nuevo a la conversión”. Es decir, es Dios quien permite a la Virgen estar con nosotros. No lo entendemos, son tantos los que no lo han entendido y por esto no han profundizado en sus mensajes. En cambio, la cosa más bella es precisamente esta invitación a la conversión que Ella nos trae. Miles de veces la Virgen ha dicho: “sin Dios, no tenéis futuro”. Nosotros seguimos el modernismo, el consumismo en la política, en la economía, en poseer, en el gozar,  y en mil cosas más. Pero la cosa más importante es acercarse a Dios, agarrarse a Él, porque tu corazón inquieto no encuentra la paz sin Dios. Como dice san Agustín que vivió tantas peripecias. ¿No es así padre Livio?

P. Livio: Sí Marija, y sin duda el hecho de que Medjugorje sea un lugar de conversión, lo admiten todos, también la comisión de Ruini y también el Santo Padre y sus enviados han dicho que los frutos son auténticos y que no se pueden negar. Desde este punto de vista, Medjugorje es una Gracia muy grande para todo el mundo.

Marija: Yo pienso que ninguno de nosotros ha entendido que la Virgen ha sido enviada por Dios. Es Dios quien nos está llamando a la conversión. Esta es una gracia tan grande que nosotros, tan pobres de mente, no somos conscientes de ello. Acojamos este momento, acojamos esta gracia, usémosla, aprovechémosla. Pidamos a Dios y a la Virgen convertirnos. Pidamos encontrar la paz en Él porque esto es lo que la Virgen quiere. Y nosotros, en cambio, vamos deprisa de un lado a otro, detrás de los videntes, diciendo que ha dicho esto y lo otro… Pero la Virgen dice: “Yo estoy con vosotros, no estáis solos”,  y nos pide que nos acerquemos a su corazón inmaculado. Este es un año muy especial en que Satanás quiere destruirlo todo. Es también el centenario de Fátima y ¿Qué es lo que no han sufrido los niños de Fátima? Eran pequeños y cuantos sacrificios han hecho, ¿cuántos fueron los que no creyeron en ellos? ¿Cuántos problemas tuvieron? En cambio ahora, ¡son todos santos! También nosotros debemos pasar por esto, no solo los videntes, sino todos nosotros. Como el Santo Padre dice, debemos estar alegres, positivos, abiertos y continuar así nuestra vida cristiana. La Virgen no quiere que nos enfademos por esto o por lo otro, incluso las desgracias puede Dios convertirlas en una gracia. Una desgracia se convierte en gracia cuando la ofrecemos a Dios. La Virgen insiste en que recemos por la conversión de los pecadores, para que se acerquen a Jesús. Cada 2 del mes nos pide orar por los que están alejados de Él, por los que no lo han conocido. Tenemos los sacramentos, tantas cosas que la Iglesia nos ofrece. Es en todas estas cosas que podemos interceder, pedir, suplicar a Dios la conversión de todas esas personas que viven tan alejadas de Él y que necesitan tanto su paz.

P. Livio: Efectivamente, la Virgen nos invita a mirar las cosas de la tierra desde el punto de vista del Cielo. Tantas veces nos ha dicho que esta vida pasa en un abrir y cerrar de ojos y la única cosa que cuenta es la vida eterna. Estamos en un mundo en que solo pensamos en las cosas pasajeras y no somos capaces de pensar en las cosas de la eternidad.

Marija: Sí. De hecho, la Virgen dice: “vuestra vida aquí en la tierra es pasajera, orad para que a través de la oración, anheléis el Cielo y las cosas celestes”. Si lo hacemos con el corazón, toda nuestra vida,  todo lo que hacemos, incluso cuando respiramos, lo veremos diferente y sentiremos el deseo del Cielo. Como hacía el peregrino ruso que decía: “Jesús, hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador”. Sí, así, verdaderamente, reconocemos que somos pecadores, en este punto, ya estamos en el camino de la santidad a la que la Virgen nos llama. Cuando lo reconocemos, nos damos cuenta de la importancia de la confesión que nos pide siempre la Virgen. En esta ocasión, Ella no ha hablado todavía de Pentecostés, pero estas fechas nos recuerdan la conversión. Si nos convertimos como aquellos apóstoles que estaban allí encerrados, escondidos y cuando el Espíritu Santo entró en ellos, fueron capaces de gritar, de testimoniar, así deberíamos hacer nosotros, testimoniar, gritar con el ejemplo de nuestras vidas la Paz y el Amor de Dios. En este mundo de guerras, de inquietud, en el que unos hablan mal de otros. La Virgen nos pide que seamos ejemplo de amor, de oración, de paz. Ella quiere que seamos la prolongación de sus brazos en este mundo. Ella no quiere que seamos tibios sino valientes teniendo a Jesús y a María con nosotros. Ayer celebramos la fiesta de san Juan Bosco y él ¿que decía? Eucarística y María. ¿No es así?

P. Livio: Sí, así es.

Marija: Son los dos pedestales. Si tenemos la Eucarística y a María, no necesitamos nada más. Porque si vamos con la Virgen, Ella nos lleva a Jesús, así como ha hecho con nosotros. Yo me acuerdo de los primeros días en la colina de las apariciones que con el comunismo, el miedo, la inquietud, no sabíamos que hacer. Y ¿qué hemos hecho, nosotros, unos niños? Jackov apenas tenía 10 años. Pues nos hemos agarrado a la Virgen y Ella nos ha guiado en medio de toda aquella terrible situación, una situación terrible verdaderamente, y nos ha llevado a Jesús. Nos ha dicho: “Id a la iglesia y allí estaréis protegidos”. Nosotros no conocíamos la ley que había en la iglesia en aquel tiempo porque se podía orar en la iglesia, pero no fuera de ella, ni en la colina de las apariciones. Pero después, poco a poco, se ha vuelto una colina santa, la colina de la Virgen de la que todos estamos orgullosos. Llegan a ella personas que dicen que quieren subir porque sienten positividad, perciben que les sienta bien. ¡Imagínate para nosotros! Yo digo “¿pero qué positividad?” ¡Es el Espíritu Santo que obra a través de la Virgen! También hay gente alejada de Dios que llega aquí y se acerca a nosotros y nos pide que le transmitamos un poco de positividad. ¿Esto qué significa? Que vamos cada vez más hacia el paganismo, ya no usamos bendiciones, no usamos palabras de Dios. Usamos solo palabras de paganos mientras que la Virgen nos pide siempre que volvamos, que volvamos a Dios porque sin Él no tenemos futuro.

P. Livio: Marija, ¿puedo hacerte una pregunta un poco maliciosa?

Marija: ¡Malicioso tú también!

P. Livio: Sí, ja, ja. Tú desde que tenías 16 años ves a la Virgen. Por lo tanto, es un largo camino. ¿No has tenido nunca dudas? ¿No has pensado nunca en que te equivocabas y en vez de ver a la Virgen, veías a un fantasma?

Marija: Esto es imposible padre Livio. Aparte del hecho de que estoy muy enamorada de la Virgen, yo antes de las apariciones era más cristocéntrica, digamos así, y me parecía que pasar por la Virgen era dar todo un ruedo para llegar a Jesús, yo quería ir derecho al corazón de Jesús. En cambio con la Virgen he descubierto otra vida. La Virgen es dulzura, la Virgen es belleza, la Virgen es meditación, profundidad. La Virgen es ternura, es alegría. La Virgen ha sufrido, pero ha sufrido con mucha dignidad. No me acuerdo si ya lo he dicho en alguna otra ocasión, pero a veces estando sentada un poco encorvada, si pienso en ella me enderezo pensando en su realeza. Además, hicimos tantos exámenes médicos, ¿te acuerdas? Tantas veces venían periodistas que nos provocaban y yo les decía que tenía pruebas médicas que decían que era normal. La Virgen tomó nuestro corazón, nos cambió, nos está cambiando. Yo no digo que soy una santa, pero he empezado a sentir la necesidad de ser santa. Ciertamente caigo, pero vuelvo a levantarme y sigo adelante. No me detiene esto o aquello, voy más allá porque sé que Dios es misericordia, que Dios es Amor. Sé que Dios me está llamando, me está amando con un amor inmenso. Sé que soy un pobre instrumento. Muchas veces digo que me siento como si fuera un tubo de plástico, de aquellos negros y feos, pero si no tuviéramos ese tubo, el agua no llegaría al desierto y cuando hay agua en el desierto, florecerá y veremos la belleza de ese desierto florido que nos dejará sin habla. En nuestros días, en nuestra pobre humanidad, rechazamos a Dios. Lo echamos de las escuelas, de las familias, lo echamos fuera de la sociedad, de la política, de la iglesia. Lo echamos de todas partes. Intentamos alejarlo con tal prepotencia, con tal inteligencia para echarlo fuera y en cambio Dios ha tomado a Su Madre para venir a nosotros y guiarnos con sus mensajes y nos dice que sin Dios no tenemos futuro y que debemos volver a Él.

P. Livio: Marija, ¿puedo hacerte una pregunta muy personal? Tú eres madre de cuatro hijos, cuatro varones. Los conocemos porque han crecido contigo. Estudian, van a la universidad de Milán. ¿Ellos creen que tú ves a la Virgen?

Marija: ¡Eh, sí! ¡Y más que eso, gracias a Dios! Piensa que los varones son más apegados a las madres. Además, hay un proverbio italiano que dice: “cada escarabajo es guapo para su madre”. Es decir, que nadie me toque a los míos. Es la cosa más hermosa que Dios me ha dado. Por otra parte, primero son de Dios y después míos. Yo veo en ellos una gracia y ellos reconocen que es una gracia. En los momentos de seriedad, porque muchas veces nos reímos, la cosa más bonita es ver esa ternura de la Virgen que ellos han vivido en la sombra, sí, mi sombra porque durante las apariciones, sobre todo cuando eran pequeños, yo los ponía muy cerca delante de mí para que la Virgen estuviera por encima de ellos, como los angelitos. Porque a los hijos se les quiere dar siempre lo mejor y para mí lo mejor que puedo dar a mis hijos es la fe y nunca me cansaré de testimoniarles. Ahora ya son adultos y autónomos, dos de ellos viven ya fuera de casa, pero la sensibilidad es fuerte. Como decía mi madre, Dios es Dios y la Virgen es la Virgen. Esta es una cosa íntima, profunda. Tanta gente pone la fe como una cosa personal, en cambio, no lo es. Bueno, sí que es personal, la oración es personal. Pero tantas veces yo veo, como por ejemplo, cuando vamos fuera, al restaurante o a algún otro lugar, que no hay ningún tipo de miedo o de vergüenza en decir “hagamos la oración”, no se piensa, es automático y esto a mí me da felicidad porque cuando eran pequeños era el tiempo de la siembra y ahora que son mayores, sí puedes hablar con ellos, pero ya no es como entonces que rezaba con ellos, les hacía la señal de la cruz en su frente. Pero ahora no están tanto en casa y ya no puedes hacer las mismas cosas de antes, pero al mismo tiempo, yo sé que ellos saben que su madre está allí con la oración siempre dispuesta a ayudarles. De todas maneras, la vida es increíble, es bellísima.

P. Livio: Marija, quiero hacerte una pregunta un poco especial. Yo sé que vosotros, los videntes, tenéis por el Santo Padre un respeto y un amor extraordinarios, también porque la Virgen os ha enseñado a amar al Papa. La pregunta es: ¿Si el Papa te llamase por teléfono, que le dirías?

Marija: Lo invitaría a cenar, así podríamos tener una buena conversación acerca de la Virgen. Me han dicho que se me da bien la cocina y me jugaría esta carta. Le prepararía algo bueno, como cuando Jesús estaba con sus amigos para comer o cenar, así haría yo y procuraría transmitirle sobre todo el amor que yo he recibido de la Virgen. Ese amor que, como hoy mismo durante la aparición, en lo más profundo de mi ser, me da el deseo de irme con Ella al Paraíso, a pesar de que me guste la vida porque tengo cuatro hijos, un marido, una familia. Además ahora viene el verano y tenemos muchos programas de cosas bellas que hacer juntos. Pero por otra parte, la cosa más bonita es el gran deseo del Paraíso, como lo que la Virgen ha dicho esta tarde.

P. Livio: Entonces, ¡queda pendiente la invitación para la cena!

Marija: Ja, ja…. Padre Livio, puedes venir también tú.

P. Livio: Te he hecho esta pregunta, pero sabiendo que vosotros los videntes y también todo el pueblo de Medjugorje tiene un gran amor y respeto al Papa. Me acuerdo del mensaje que dio la Virgen cuando Juan Pablo II vino a Croacia y dijo en aquel mensaje, si te acuerdas Marija, que el Papa finalmente había cumplido el deseo de vuestros padres que era el de que un Papa viniera a vuestro país.

Marija: Sí, fue muy bonito. Me acuerdo de una vez en Medjugorje, hace ya muchos años, cenando detrás de la casa sentados en una mesa, que cada vez se hacía más larga, en la que había varios obispos y sacerdotes que habían llegado de América Latina. El padre Slavko me había dicho: Marija no puedo invitarles a la parroquia, mejor si lo organizas tú porque ellos quieren hablarte, escucharte, saber… y preparamos aquella cena. Había un obispo, dos arzobispos, una decena de sacerdotes, además vino también una buena amiga de la Toscana que trajo vino santo y cappuccino. Estuvimos muy bien y fue tan bonito compartir con ellos esa cena que no la olvidaré jamás. Al final, el arzobispo dijo: Marija, tú debes venir y poner una estatua de la Reina de la Paz allí donde América se divide en dos, en esa gran autopista. Yo acepté de buen grado, pero dudé que se hiciera porque a veces mientras uno come, bebe y canta se dicen cosas que después no se concretan. Sin embargo, al cabo de pocos años, me llegó una carta certificada del obispado para decirme que habían puesto esa estatua de la Virgen y que querían hacer la inauguración. Para la inauguración fue uno de nuestros frailes. Para que veas, ¡cuántas cosas buenas nacen de una simple cena! Y piensa que a esas personas no las he vuelto a ver jamás. Un solo encuentro, pero lleno de gracia, fue un hablar de corazón a corazón. Por esto, pienso que igual en nuestras vidas, lo más importante es tener el corazón abierto, porque cuando habla el corazón habla el lenguaje del Amor.

P. Livio: Gracias Marija, porque ha sido un testimonio bellísimo.

Marija: Toda esta belleza, no lo debemos olvidar, empezó en muchas personas, miles de personas, ricas y pobres, cojas, ciegas, desgraciadas, abandonadas. He encontrado muchísimas personas y la cosa más bella es que todo esto es fruto de la Virgen, porque si Ella no estuviera, no habría nada de todo esto. Tengo un amigo escocés cuyos padres vinieron a Medjugorje en el año 1981, Cali y Mary se llaman. Ellos tenían un hotel y después de su visita aquí, lo transformaron en una casa de oración. Después adoptaron tres hijos y todo esto gracias a la Virgen de Medjugorje. Uno de estos hijos es actualmente uno de los 200 hombres más importantes del mundo ¿sabes cómo? dando de comer a niños pobres de África, de la India y otros países pobres. Esta es la gracia que la Virgen hizo a esos esposos, les tocó el corazón. Ellos dieron su sí a la Virgen, respondieron sí a su proyecto. También otro fruto ha sido el de este hijo que empezó a trabajar para Ella. Al final, vemos que Dios actúa siempre. Esta asociación, este movimiento que se llama “Mary’s meal” (comida de la Virgen) alimenta a casi dos millones de niños cada día, niños que si no fuera por esto, morirían de hambre. Incluso el Santo Padre ha invitado a este joven porque deseaba conocerlo. Un chico joven, guapo… yo lo conozco desde que era niño, muchas veces habíamos ido juntos al parque cuando venían aquí a Medjugorje. Ahora siguen viniendo cada año para el encuentro de los jóvenes en agosto. Toda la familia viene porque sienten la necesidad de estar aquí. ¿Sabes cuál es la cosa más curiosa? Él quería comprar un millón de quilos de harina a un árabe, musulmán y rico, y le explicó que era para alimentar a muchos niños. Por ese motivo, le pidió que le hiciera el precio más bajo que pudiera, incluso le pidió si le podía regalar algo para esos niños. ¿Sabes qué le contestó? Le dijo que si le compraba un millón de quilos de harina, él le regalaría otro millón. ¡Te imaginas! ¡Un musulmán! Y es que cuando se trata de niños hambrientos, no importa si eres musulmán, católico, ortodoxo, judío… siempre es un niño hambriento. ¡Es Jesús! Esto es lo que dice la Virgen cuando nos llama, ser Jesús en medio de los pobres. Nuestros niños tienen de todo, pero no tienen a Dios, y por eso son pobres de corazón. La Virgen nos pide ser fuertes y fieles a su Amor.

P. Livio: Gracias Marija por tus palabras.

Marija: Pienso que deberíamos hacer una transmisión dedicada enteramente a los testimonios, hay muchísimas personas que han tenido experiencias maravillosas y un libro no sería suficiente para contarlas, ¡ni siquiera una vida entera sería suficiente! Yo digo que la única cosa importante es que nuestro corazón anhele a Dios, a la Virgen… el Cielo.

P. Livio: Gracias de nuevo Marija y ahora acabamos con la oración.

 

 

Compartir: