Después de 42 años, se ha ordenado recientemente un sacerdote franciscano de Kiseljak (pequeña ciudad en Bosnia central). El celebrante principal fue el P. Julijan Madžar, miembro de la Provincia Franciscana de Bosnia Argentum, actualmente en Ovcarevo. Este hombre nació en 1991, fue ordenado diácono el 19 de junio de 2016 por el obispo auxiliar de Banja Luka, Mons. Marko Semren. Fue ordenado sacerdote por el Cardenal Vinko Puljic el primer domingo de Adviento, el 27 de noviembre de 2016. Julijan fue nuestro invitado en Radio Mir y nos habló de su viaje al sacerdocio que seguramente no fue fácil y cómo fue Medjugorje lo que le ayudó mucho fortaleciendo su llamada al sacerdocio. Para él, como dijo, ese fue el mayor milagro de Medjugorje.
Esto es lo que P. Julijan dijo: “Al acabar mi quinto año de estudios, empecé a tener algunas dudas e incertidumbres. Me preguntaba qué debía hacer, ¿se suponía que iba a ser sacerdote? Pedí a mi Provincial que me diera tiempo para pensar en todo esto y me dieron permiso para hacerlo. Durante ese período pude sentir que estaba buscando algo, pero no sabía qué era. En aquel entonces, el párroco de Brestovsko era el P. Damir Pavic y él me aconsejó que fuera a Medjugorje, un lugar al que yo ya solía ir. En una ocasión estuve allí con algunos de mis amigos y, aunque estaba lloviendo todo el día, queríamos subir al Monte de las Apariciones. Mientras subía al cerro, rogué a Dios que me diera una señal de lo que debía hacer. Pensé que estaba engañando a todos, a mis padres, a mi Provincial y a mi mismo. Cuando llegamos al Podbrdo, había muy poca gente. Cuando se fueron todos, nos quedamos mis dos amigos y yo. Fue en ese momento como si todo se detuviera, como si el Cielo estuviera abierto. Podía sentir algo así como un calor a mi alrededor y… ese era el signo. Regresé a casa”, nos contó el P. Julijan, que vino aquí de nuevo, tal y como le había aconsejado el P. Damir.
“Vine a participar en el seminario celebrado en Domus Pacis porque el P. Ljubo Kurtovic era quien lo dirigía. No sé cómo describir esos cinco días, no tengo palabras para ello. Mientras estaba aquí, me he abierto por primera vez en mi vida y he sentido la proximidad de Dios; supe de repente lo que debía hacer en mi vida. Un día subimos al Monte de las Apariciones y le recé a la Gospa para que me ayudase. En ese tiempo hubo algunos asuntos nuevos de Medjugorje pero seguía confuso. Me puse de pie ante la estatua y dije: “Necesito ayuda, quiero tener paz, necesito saber quién soy”. Mientras bajaba, podía sentir como el mundo entero se abría para mí, todas esas cadenas de alrededor se me estaban rompiendo. Vine a casa y todos me dijeron que estaba diferente. Por otro lado, les dije que no era nada de lo que había hecho. Para mí, ese fue el mayor milagro de Medjugorje. La calma y la confianza que recibí entonces está todavía conmigo y me guía. Con la ayuda de Dios, continuaré trabajando en el futuro. Estoy planificando organizar peregrinaciones a Medjugorje desde mi futura parroquia, ya que creo que, después de lo que me ayudó a mi, puede ayudar a cualquiera. Gracias a Dios tenemos Medjugorje”, dijo el P. Julijan, franciscano recién ordenado, que celebró su primera misa el domingo 15 de enero de 2017, en Kiseljak.