Resuena hoy también la voz de la Madre Divina. Hoy también, Ella no renuncia a nosotros, aun cuando nosotros nos demos por vencidos o nos alejemos de Ella. Podemos oír sus palabras maternales y su llamada a la conversión. La Virgen sabe que la conversión es un proceso y un camino hacia la tierra prometida en la cual reinan la paz, la libertad y la alegría que solamente Dios puede dar. Como los israelitas, necesitamos salir de la esclavitud y cruzar el desierto para alcanzar la libertad de la tierra prometida, a la cual Dios desea conducirnos a través de la Madre de su Hijo. Maria cruzó el desierto de la vida terrenal. Con Ella, ciertamente podremos llegar a Dios.
El amor de Dios no excluye a nadie. Dios creó al hombre a su propia imagen y semejanza, por tanto El no puede renunciar al hombre. “Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. “(Gen 1, 27)
La Reina de la Paz nos dice: “No olviden que todos ustedes son importantes en este gran plan que Dios guía a través de Medjugorje.” Nos decía la Madre María : “Queridos hijos, este es un tiempo de gracia, este es un lugar santo.” Las apariciones de la Virgen son actualmente las acciones de un Dios que se acerca al hombre, a ti y a mí. Las apariciones son también signos del deseo de Dios de servir al hombre. ¿Cómo es posible no ver, no reconocer el amor inmenso de Dios que se manifiesta a través de la presencia de la Virgen en Medjugorje?
Porque Ella es una madre, la Virgen no ceja y no se cansa, a pesar de todas nuestras resistencias. Ella sabe que no todos creerán y aceptarán sus mensajes y el amor de Dios que se manifiesta hoy con su presencia. A pesar de eso, Ella habla, se nos manifiesta, nos invita y nos ama, a nosotros, sus niños. Nosotros corremos el riesgo, de que las palabras que Dios dio a través del profeta Isaías, se cumplan en nosotros: “Ve y di a ese pueblo: ‘Escuchad bien, pero no entendáis, ved bien, pero no comprendáis. Haz insensible el corazón de ese pueblo, endurece sus oídos, y nubla sus ojos, no sea que vea con sus ojos, y oiga con sus oídos, y entienda con su corazón, y se arrepienta y sea curado.’”
Las palabras del mensaje de la Virgen están llenas de esperanza y de alegría. Ella sabe que el hombre puede aceptar y cumplir lo que Dios espera de él. La Madre quisiera que experimentáramos que Dios es el fundamento de nuestra existencia. En las palabras de la Virgen descubrimos que Dios nos acepta tal y como somos. Todos sabemos que no caminamos siempre por el camino recto en nuestras vidas. Hay muchas desviaciones, muchas decisiones incorrectas que durante nuestras vidas, nos llevaron a nuestra situación actual. No obstante, Dios nos ama y nos acepta tal y como somos. Dios nos conoce por nuestro nombre: “He aquí, en las palmas de mis manos, te he grabado” (Is 49, 16). Dios nunca mira sus manos sin ver mi nombre y el tuyo. Ese amor y gracia de Dios se han manifestado también a nosotros a través de las apariciones de la Virgen en los últimos 26 años. Abrámonos a la gracia de Dios por medio de la presencia de la Virgen aquí en Medjugorje.
Fr. Ljubo Kurtovic
Medjugorje, 26.06.2007