¡Queridos hijos! Yo estoy con vosotros en nombre del Amor más grande, en nombre del buen Dios que se ha acercado a vosotros a través de mi Hijo, y os ha mostrado el verdadero amor. Yo deseo conduciros por el camino de Dios. Deseo enseñaros el verdadero amor, que los demás lo vean en vosotros, que vosotros lo veáis en los demás, que seáis hermanos para ellos y que los otros vean en vosotros al hermano misericordioso. Hijos míos, no tengáis temor de abrirme vuestros corazones. Yo, con amor materno, os mostraré lo que espero de cada uno de vosotros, lo que espero de mis apóstoles. Venid conmigo. Gracias.