Queridos hijos, en este tiempo de gracia os invito nuevamente a la oración. Hijos míos, rezad y preparad vuestros corazones para la venida del Rey de la Paz, de modo que Él, con su bendición, conceda la paz al mundo entero. La inquietud reina en los corazones y el odio rige el mundo. Por eso, vosotros que vivís mis mensajes, sed luz y manos extendidas hacia este mundo sin fe, para que todos puedan conocer el amor de Dios. No os olvidéis, hijos míos, que yo estoy con vosotros y os bendigo a todos. Gracias por haber respondido a mi llamada.