¡Queridos hijos! En este tiempo de primavera, cuando todo se despierta del sueño invernal, despertad también vuestras almas con la oración para que estéis dispuestos a recibir la luz de Jesús resucitado. Que él, hijos míos, os acerque a su Corazón para que podáis estar abiertos a la vida eterna. Rezo por vosotros e intercedo ante el Altísimo por vuestra sincera conversión. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!