Queridos hijos, os invito nuevamente a la oración del corazón. Si oráis con el corazón, queridos hijos, se derretirá el hielo en vuestros hermanos y desaparecerá toda barrera. La conversión será fácil para todos aquellos que quieran acogerla. Este es un don que vosotros debéis implorar para aquellos que están cerca. Gracias por haber respondido a mi llamada.