Queridos hijos, como Madre os ruego que no continuéis por el camino que habéis tomado. Este es un camino sin amor por el prójimo y por mi Hijo. Por este camino sólo encontraréis dureza y vacío en el corazón, y no la paz que todos anheláis. Solamente aquel que ve en el prójimo a mi Hijo y lo ama, es quien tendrá la paz verdadera. Aquel que deja que mi Hijo reine en su corazón sabe qué es la paz y la seguridad. Gracias por haber respondido a mi llamada.