¡Queridos hijos! En este tiempo de gracia, os invito a todos vosotros a renovar la oración. Abríos a la Santa Confesión, para que cada uno de vosotros pueda aceptar mi llamada con todo el corazón. Yo estoy con vosotros y os protejo de la perdición del pecado, y vosotros debéis abriros al camino de la conversión y de la santidad, para que vuestro corazón arda de amor por Dios. Concededle tiempo, y él se os donará a vosotros, y así, en la voluntad de Dios, podréis descubrir el amor y la alegría de vivir. Gracias por haber respondido a mi llamada.