Queridos hijos, el Señor me ha permitido construir junto a Él este oasis de paz. Deseo invitaros a conservarlo siempre puro. Hay quienes con el desinterés destruyen la paz y la oración. Os invito a que deis testimonio y colaboréis con vuestras vidas a conservar la paz. Gracias por haber respondido a mi llamada.