“Queridos hijos, hoy también os invito al total abandono a Dios. Vosotros, hijos queridos, no sois conscientes del gran amor con que Dios os ama; es por ese amor por lo que Él me permite estar con vosotros, para instruiros y ayudaros a encontrar el camino de la paz. Pero si no oráis no encontraréis ese camino. Por eso, hijos queridos, dejadlo todo y dedicad vuestro tiempo a Dios, y Dios os recompensará y os bendecirá. Hijos míos, no olvidéis que vuestras vidas pasan como una florecilla de primavera, que hoy es maravillosa y mañana no se encuentran rastros de ella. Por eso, orad de tal modo que la oración y el abandono a Dios se vuelvan una señal en el camino. Así, vuestros testimonios no tendrán solamente valor ahora para vosotros sino para toda la eternidad. Gracias por haber respondido a mi llamada”