“Queridos hijos, que este tiempo sea para vosotros tiempo de oración, para que el Espíritu Santo, a través de la oración, descienda sobre vosotros y os de la conversión. Abrid vuestros corazones y leed la Sagrada Escritura, para que, por medio de los testimonios, también vosotros podáis estar más cerca de Dios. Hijos míos, buscad sobre todo a Dios y las cosas de Dios y dejad las terrenales a la tierra, porque Satanás os atrae al polvo y al pecado. Estáis llamados a la santidad y habéis sido creados para el Cielo. Por eso, buscad el Cielo y las cosas celestiales. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”