“Queridos hijos, hoy os bendigo de manera especial con mi bendición maternal, e intercedo ante Dios por vosotros para que os conceda la conversión del corazón. Desde hace años os estoy invitando y exhortando a una vida espiritual profunda en la simplicidad. Pero vosotros ¡estáis tan fríos! Por eso, hijos míos queridos, os ruego que recibáis y viváis mis mensajes seriamente, para que vuestras almas no se entristezcan cuando yo no esté más con vosotros y no pueda guiaros como a niños indecisos en vuestros primeros pasos. Por eso, hijos míos, leed cada día los mensajes que os he dado y transformarlos en vida. Os amo y por eso os invito a todos al camino de la salvación con Dios. Gracias por haber respondido a mi llamada”