¡Queridos hijos! Mientras miráis en la naturaleza la riqueza de colores que el Altísimo os da, abrid el corazón y orad con agradecimiento por todo el bien que tenéis, y decid: "he sido creado aquí para la eternidad", y anhelad las cosas celestiales, porque Dios os ama con un amor infinito. Por eso, él también me dio a vosotros para deciros: solamente en Dios está vuestra paz y esperanza, queridos hijos. Gracias por haber respondido a mi llamada.