¡Queridos hijos! hoy también deseo deciros que estoy con vosotros, incluso en estos días llenos de desasosiego en los que Satanás desea destruir todo lo que mi Hijo Jesús y Yo estamos edificando. De manera especial, él desea destruir vuestras almas y alejaros lo más posible de la vida cristiana y de los Mandamientos a los que la Iglesia os llama a vivir. Satanás quiere destruir todo lo que hay de santo en vosotros y a vuestro alrededor. Por eso, hijos míos, orad, orad, orad, para comprender todo lo que el Señor os está dando a través de mis venidas. Gracias por haber respondido a mi llamada.