“Queridos hijos, en este tiempo de gracia, os invito a la oración con el corazón. Hijos míos, formad grupos de oración en los que os exhortareis unos a otros a hacer el bien y creceréis en la alegría. Hijos míos, aún estáis lejos. Por eso, continuad convirtiéndoos y elegid el camino de la santidad y de la esperanza, para que Dios os dé paz en abundancia. Gracias por haber respondido a mi llamada”.