Queridos hijos, en este tiempo de gracia os invito a la oración. Hijos míos, trabajáis mucho pero sin la bendición de Dios. Bendecid y buscad la sabiduría del Espíritu Santo para que os guíe, para que comprendáis y viváis en la gracia de este tiempo. Convertíos, hijos míos, y arrodillaos en el silencio de vuestro corazón. Poned a Dios en el centro de vuestro ser, para que podáis testimoniar con alegría las bellezas que Dios os da continuamente en vuestras vidas. Gracias por haber respondido a mi llamado.