Queridos hijos, también hoy estoy con vosotros para deciros: hijos míos, quien reza no le tiene miedo al futuro y no pierde la esperanza. Vosotros habéis sido elegidos para llevar alegría y paz, porque sois míos. He venido aquí con el nombre de Reina de la Paz, porque el diablo quiere la aflicción y la guerra; quiere llenar vuestro corazón con el miedo al futuro; y el futuro es de Dios. Por eso, sed humildes y orad, y dejad todo en manos del Altísimo que os ha creado. ¡Gracias, queridos hijos, por haber respondido a mi llamada!