¡Queridos hijos! Hoy os invito a uniros a Jesús en la oración. Abridle vuestro corazón y dadle todo lo hay en él: alegría, tristeza y enfermedad. Que este tiempo sea para vosotros, un tiempo de gracia. Orad hijos míos, y que cada instante sea de Jesús. Yo estoy con vosotros e intercedo por vosotros. Gracias por haber respondido a mi llamada.