“Queridos hijos, me regocijo con vosotros y doy gracias a Dios por permitirme estar con vosotros, para guiaros y amaros. Hijos míos, la paz está en peligro y la familia bajo ataque. Os invito, hijos míos: regresad a la oración en familia. Poned la Sagrada Escritura en un lugar visible y leedla cada día. Amad a Dios sobre todas las cosas para que viváis bien en la tierra. Gracias por haber respondido a mi llamada”.