“¡Queridos hijos! Me regocijo con vosotros y os agradezco por cada sacrificio y oración que habéis ofrecido por mis intenciones. Hijos míos, no olvidéis que sois importantes en mi plan de salvación de la humanidad. Regresad a Dios y a la oración para que el Espíritu Santo obre en vosotros y a través de vosotros. Hijos míos, yo estoy con vosotros en estos días en que Satanás lucha por fomentar la guerra y el odio. La división es fuerte y el mal actúa en el hombre como nunca antes. ¡Gracias por haber respondido mi llamada!”