¡Queridos hijos! Con alegría en el corazón, os invito a todos a vivir vuestra fe y a testimoniarla con el corazón y el ejemplo en todas sus manifestaciones. Hijos míos, decidíos a estar lejos del pecado y de las tentaciones, y que en vuestros corazones estén la alegría y el amor por la santidad. Yo, hijos míos, os amo y os acompaño con mi intercesión ante el Altísimo. Gracias por haber respondido a mi llamada