Queridos hijos, yo deseo guiaros pero vosotros no queréis escuchar mis mensajes. Hoy os invito a escuchar los mensajes y así podréis vivir todo lo que Dios me dice que debo transmitiros. Abríos a Dios y Dios obrará por medio de vosotros y os concederá todo aquello que necesitéis. Gracias por haber respondido a mi llamada.