Queridos hijos, en este tiempo de gracia, cuando también la naturaleza se prepara a ofrecer los colores más hermosos del año, yo os invito, hijos míos, a abrir vuestros corazones a Dios Creador, para que él os transforme y modele a Su imagen, para que todo lo bueno que se encuentra dormido en vuestros corazones, se despierte a una nueva vida y anhelo de eternidad. Gracias por haber respondido a mi llamada.