¡Queridos hijos! Os invito a abrir vuestros corazones a Jesús como se abre la flor al sol. Jesús desea llenar vuestros corazones de paz y de alegría. Vosotros, queridos hijos, no podéis llevar la paz si no estáis en paz con Jesús, por eso os invito a la confesión, para que Jesús sea vuestra verdad y vuestra paz. Por tanto, hijos míos, orad para tener la fortaleza de realizar lo que os digo. Gracias por haber respondido a mi llamada.