Queridos hijos, éste es un tiempo de gracia. Hijos míos, hoy de una manera especial, con el Niño Jesús que llevo en mis brazos, os doy la posibilidad de decidiros por la paz: con vuestro Sí a la Paz y vuestra decisión por Dios, se abre para vosotros una nueva posibilidad de paz. Solamente así, hijos míos, el tiempo de este siglo, será para vosotros un tiempo de paz y de prosperidad. Por eso, poned al Niño Jesús recién nacido, en el primer lugar de vuestras vidas y Él os conducirá por el camino de la salvación. Gracias por haber respondido a mi llamada.