Queridos hijos, orad por mis intenciones, porque Satanás quiere destruir mi plan que tengo aquí y robaros la paz. Por eso, hijos míos, orad, orad, orad para que Dios, a través de cada uno de vosotros, pueda actuar. Que vuestros corazones estén abiertos a la voluntad de Dios. Yo os amo y os bendigo con mi bendición maternal. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!