“Queridos hijos, hoy os invito a vivir con Jesús vuestra vida nueva. Que el Resucitado os dé la fuerza para que seáis siempre fuertes en las pruebas de la vida y fieles y perseverantes en la oración, porque Jesús os salvó con sus heridas, y con su Resurrección os ha dado una vida nueva. Orad, hijos míos, y no perdáis la esperanza. Que en vuestros corazones haya alegría y paz, y testimoniad la alegría de ser míos. Yo estoy con vosotros y os amo a todos con mi amor maternal. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”