Queridos hijos, también hoy os invito a tener más confianza en mí y en mi Hijo. Él ha vencido con su muerte y resurrección y os llama, para que a través de mí, vosotros seáis parte de su alegría. Hijos míos, vosotros no veis a Dios, pero si rezáis sentiréis su cercanía. Yo estoy con vosotros e intercedo ante Dios por cada uno de vosotros. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!