“Queridos hijos, hoy os invito a regocijaros por la vida que Dios os concede. Hijos míos, alegraos en Dios el Creador porque Él os ha creado de manera tan maravillosa. Orad para que vuestras vidas sean una gozosa acción de gracias que brote de vuestros corazones como un río de alegría. Hijos míos, dad gracias sin cesar por todo lo que tenéis, por cada pequeño don que Dios os ha concedido. De este modo, la bendición gozosa de Dios descenderá siempre en vuestras vidas. Gracias por haber respondido a mi llamada”