Queridos hijos, os invito de un modo especial a que en estos días abráis vuestros corazones al Espíritu Santo. El Espíritu Santo está actuando especialmente a través de vosotros. Abrid vuestros corazones y ofrecedle vuestras vidas a Jesús para que Él pueda actuar en vuestros corazones y los pueda fortalecer en la fe. Gracias por haber respondido a mi llamada.