Queridos hijos, hoy es el día en que doy mi mensaje para la parroquia, pero no toda la parroquia acepta y vive los mensajes. Estoy triste y deseo que vosotros, queridos hijos, escuchéis y viváis mis mensajes. Cada familia debe orar unida y leer la Biblia. Gracias por haber respondido a mi llamada.