Queridos hijos, hoy os invito a que crezcáis en el amor. Una flor sin agua no crece normalmente. Así, también vosotros, queridos hijos, sin la bendición de Dios no podéis crecer. Todos los días debéis pedir la bendición para poder crecer normalmente y poder hacer las tareas con Dios. Gracias por haber respondido a mi llamada.