Queridos hijos, hoy os invito a que os decidáis a vivir los mensajes que os estoy dando. Deseo que seáis activos en vivir y comunicar los mensajes. De modo especial, queridos hijos, deseo que todos vosotros seáis un reflejo de Jesús que ilumine a este mundo infiel que camina en tinieblas. Deseo que todos seáis luz para los otros y que deis testimonio de la luz. Queridos hijos, vosotros no habéis sido llamados a las tinieblas sino a la luz. Por lo tanto, vivid la luz en vuestras vidas. Gracias por haber respondido a mi llamada.