Medjugorje – Virgen de Medjugorje

Testimonio de Salvador Iñiguez

La palabra Medjugorje se tatuó en mi Corazón a mis 10 años.

Desde lo hondo a ti grito, Señor; Señor, escucha mi voz; estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica. Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? Pero de Ti procede el perdón… (Salmo 129 1-4).

Como Persona humana y pecadora,  parto de este Salmo porque si algo bueno existe en mi persona lo debo a la Misericordia de Dios que por medio de los sacramentos ha lavado y sigue lavando mis miserias.

Mi nombre es Salvador Iñiguez Morales, nací en 3 de Julio de 1974 y a mis 10 años de edad, por Voluntad y Misericordia de Dios, cayó en Manos de mi Abuela paterna un libro llamado: “La Virgen Habla en Medjugorje” Libro que aún conservo como la herencia más valiosa heredada por mi difunta abuela.

Pertenezco a una familia de campesinos y soy el menor de diez hermanos, siete mujeres y tres hombres, entre ellos yo. Siempre que me piden contar mi testimonio digo que mi niñez no fue del todo normal, debido a que siempre que era temporada de vacaciones nos llevaban al Rancho con la Abuela y ahí era vivir una intensa vida de oraciones, rezos y demás prácticas espirituales. Por citar un ejemplo: todos los días ininterrumpidamente se rezaba el Santo Rosario a la Santísima Virgen a las 7 p.m. puntualito, precedido éste de alguna lectura espiritual. Mi abuela y sus dos únicos hijos (entre ellos mi Padre) toda su vida fueron adoradores nocturnos y esto hasta los últimos días de su vida de los tres que ahora están en el seno del Padre. En casa de mis padres las cosas no eran muy distintas.

Era en este ambiente que mi niñez se desarrollaba pero de manera más intensa cuando vacacionábamos en casa de la abuela. Puesto que era el más pequeño y ya hacía lectura, pues a leer lecturas antes del Rosario… éstas variaban, desde pasajes selectos de la Sagrada Escritura hasta vidas de Santos y según el tiempo litúrgico, todo muy edificante hasta que esto incrementó debido a que no sé de dónde le llegó un libro titulado: “La Virgen Habla en Medjugorje” un libro pequeño pero que me llamó fuertemente la atención por el nombre de Medju…quien sabe qué… y por la foto de portada que dejaba ver entre árboles una iglesia con dos torres que sobresalían majestuosamente, una gran montaña al fondo y gente caminado hacia esa iglesia… algo de misterioso había ahí y ese algo estaba por descubrirlo junto con mi abuela y que más tarde los  dos pondríamos en práctica, ella as sus 90 y tantos años y yo a mis 10. Junto a ello se agregó en mi corazón un profundo deseo de vivir en este pueblecito o al menos conocerlo. Yo anhelaba conocer ese pueblo, pero mi Abuela decía: no hijo, es al otro lado del mundo… es muy lejos….

Por eso siempre digo que mi niñez ya no fue “normal”…

Fue a esta edad que en mi corazón caló muy hondo el Mensaje de la Reina de la Paz, el mensaje que la Santísima Virgen daba a la Humanidad por medio de este pueblecito llamado: Medjugorje… este pueblecito en Bosnia Herzegovina y que desde ahí nuestra Madre celestial hacía un dulce y maternal llamado a la conversión. Así de la mano de mi abuela conocí términos que yo no comprendía: conversión, oración, ayuno, penitencia, etc.

Recuerdo que a esa edad ayunábamos a pan y agua y yo experimentaba una quietud en todo mi ser… yo experimentaba una capacidad de discernimiento espiritual, comprendía cosas que los sacerdotes decían en las homilías de las misas, sentía un fervor en mi corazón que me impulsaba a hablar de Dios, de los mensajes de la Virgen y de ofrecer pequeños sacrificios por las almas.

Pero la humanidad es la humanidad… llego a la adolescencia y mi abuela muere, a mi solo me queda este legado en mi corazón, esta herencia llamada “Medjugorje”, inconscientemente busco saber más al respecto, y es a través de una religiosa amiga de mi madre que pareciera que la Virgen quisiera continuar la pedagogía que inició por medio de mi abuela. Esta religiosa “Sor María de Cristo” me regala dos libros sin saber que Medjugorje ya estaba tatuado en mi corazón, estos 2 libros llevan uno el título: “Medjugorje escuela de la Virgen” y el otro: “La Ciencia y Medjugorje”. El conocimiento que había iniciado mi abuela se reforzaba aún más, esta religiosa (Instrumento de Dios) vino a mostrarme nueva luz en mi camino. Crecía así amando Medjugorje y su mensaje, amando Medjugorje y lo que esto implica.

Medjugorje implicaba para mí una conciencia muy fuerte de lo que significa ser “Cristiano Católico” pues estos mensajes generaban una conciencia profunda de lo que era vivir como cristiano bautizado, me invitaban a vivir de una manera activa los sacramentos, me invitaban a mantener una estrecha relación con Dios por medio de la “Oración con el corazón”. Términos que a mi edad yo no conocía y no sabía.

Así transcurría mi vida interior… recuerdo que cuando caminaba a la secundaria rezaba el Rosario todas las mañanas, yo pensaba que esto era normal, pero algunos de mis compañeros se dieron cuenta y empezaban a burlarse de mí, ello generó en mí pena y dejé de hacerlo poco a poco (mala mete).

Me invitaban a ser partícipe de travesuras que eran muy atractivas por mi edad, pero en mi interior la palabra “Medjugorje” y lo que implica, frenaba de inmediato el querer ver o hacer cosas que finalmente me robarían la paz y la inocencia.

Con el tiempo dejé de lado mi vida interior y las modas, las “noviecitas” y los “amigos” ocupaban el primer lugar. Aunque en mi interior seguía moviéndose esa semillita plantada llamada: Medjugorje… había algo en mí que siempre me dejaba un vacío a pesar de obtener éxito en los mejores zapatos y ropa para presumir, la mejor playera y los accesorios de moda que competían con éxito entre los amigos.

Finalmente un día alguien me invita a una Pascua juvenil parroquial y fue una sacudida de todo lo que yo había dejado empolvar. Ahí sentí más aun lo que a través de Medjugorje y el mensaje Dios afirmó en mi corazón: su presencia en mi vida y la vida de toda la Humanidad.

Sentía que lo amaba sólo a Él y solo quería ser para Él, y empezaba a realizar cosas que antes me daban pena, ayudaba a ancianos, daba limosnas, comida a personas en la calle y actos de piedad mínimos que no dejaba pasar. Percibiendo esto el diácono en turno, me invitó a un preseminario al cual acepté ir sin esperar nada, pero que cuestionó fuertemente mi existencia “Yo de cura” jajajaja. Para esto conozco un movimiento en mi Cuidad llamado: María Reina de la Paz y me integro a él. Ahí formamos el primer grupo juvenil “María Reina de la Paz” y feliz por ello, conozco más acerca de Medjugorje, nos reuníamos todos los miércoles.

Finalmente, acudo a vivir el preseminario y los temas que se daban calaban hondo en mi corazón, me hizo mucha ilusión y al terminar me dicen que puedo ser aceptado, qué emoción! Yo acepto y me aplico a este nuevo rumbo de mi vida. Es una historia larguísima de contar… Pero Dios permitió que viera cuantas miserias humanas arrastra el ser humano y cuánto es capaz de lastimar a almas inocentes que se confían de los pastores y estos solo buscan sus propios intereses… cuánto dolor en esta nueva búsqueda en mi vida, cuánta decepción… bien lo dice el Apóstol san Pablo en su carta a los Filipenses 2, 21: “Todos buscan sus propios intereses y no los de Jesucristo”.

Después de un largo tiempo de búsqueda (casi 9 años) finalmente dejo la lucha, abandono todo, mi corazón queda muy herido, muy lastimado, me siento abandonado aun por Dios mismo…

Dejo de frecuentar de tajo los sacramentos, dejo de orar, mi interior es un hielo, el resentimiento y el odio son desde ahora mis más fieles acompañantes y a ellos se suma el deseo de venganza, y para consumarla brilla una idea en mi mente: “escribe un libro y cuenta a detalle lo que has pasado dentro del seminario”… así harás pagar a todos poniéndoles en evidencia y te harás de un buen dinero. Brillante idea… pues a mi salida del seminario no me daba trabajo ni de barrendero y esto encendía en mi corazón más el deseo de venganza.

Como podía, pagué un diplomado en enfermería geriátrica y una licenciatura en Homeopatía, como era de lo más accesible por mi economía tan baja, lo hice por no morirme de hambre… no porque en mi corazón sintiera deseo de servir a los más débiles de salud, No. Sino porque en ello veía un buen medio para lograr tener dinero. Terminé ambos estudios y en un hospital geriátrico donde hacia prácticas me ofrecen trabajar ¡Genial! Acepto y me quedo.

Un buen día, miércoles 25 de junio, ya de camino a casa y en el camión, decido pasarla bien escuchando música y comienzo a buscar mis audífonos que salen enredados con un Rosario que tiempo atrás me había regalado la Madre de un amigo y que al regalármelo me dijo: “Salvador, he estado en Medjugorje y la Virgen bendice los Rosarios y éste es para ti…” lo tomé y lo puse en mi mochila sin ningún interés porque en mi amargura también reprochaba a la Virgen que me haya dejado solo al pasar tanta amargura en mi accidentada vida de seminario… así que al sacarlo lo veo fijamente y al reverso del crucifijo tenía un letrero que decía: Medjugorje… al leer esto pasó por mi mente todo lo que significó en mi vida esta palabra y lo que ella implicaba, recordé que los miércoles se reunía mi antiguo grupo en tal lugar y era justo cuadras adelante por  donde el camión pasaba, todo fue muy rápido, baje del autobús y me dirigí al lugar llegué 2 horas antes de la reunión y una de las religiosas que custodiaban la Imagen de la Reina de la Paz me dijo que podía entrar y esperar a los demás, que no habría problema; así lo hice…

La religiosa me abrió la puerta trasera de la capilla y ahí en un pequeño cuarto contiguo a la derecha del altar sola en una esquina estaba Ella… la Imagen de la Reina de la Paz… me acerqué y enseguida vino a mi mente todo el dolor, la amargura y la decepción que había en mi interior. Más coraje aún porque busqué adherirme a algunos grupos religiosos (hare krishna, cristianos evangélicos y otras denominaciones) pero siempre había un obstáculo: La Virgen María. Mi devoción siempre salía a flote de una forma u otra.

Vi una silla pequeña y me senté, comencé a rezar el Rosario con los ojos llenos de lágrimas y el corazón lleno de reclamos hacia la Virgen, rezaba y peleaba… mi uniforme de enfermería, principalmente mi camisola, quedó empapada de lágrimas, justo después de 2 horas sin percatarme de nada, una mano en mi hombro puso fin al rosario de reclamos y rezos… “¿Me puedes ayudar a bajar la Imagen y ponerla junto al altar?”… Era uno de los miembros del grupo y cuando salimos con la Imagen la capilla estaba llena de gente. Jamás me percaté de ello, por lo tanto tomo mi mochila, guardo el rosario y busco asiento al final, pero veo que un sacerdote está confesando   y me acerco sin saber qué decir.  Al estar frente a él me dice a quemaropa: “¿tu confesión en calidad de religioso o laico?”… fue en cuestión de segundos que recordé que  cuando  me  sentía  más vacío por tanta amargura en mi corazón yo decía: ojalá y viviera el Padre Pio para que me ayudara a sacar tanta amargura de mi corazón, tanto odio y tanto rencor, me siento muerto en vida… y respondí: “no soy religioso, que no me ve que soy enfermero?”, y me dijo: “pero lo fuiste no? Y te paso esto y esto otro…” (Este Sacerdote no me conocía ni yo a él) yo le dije que sí había sido, pero que no me gustaba hablar de ello porque me causaba mucho dolor… y, finalmente, me absolvió y me dijo que ofreciera mi comunión ya que era 25 de junio y era Aniversario de las Apariciones de la Virgen en Medjugorje. Yo le comenté que yo no era feliz y que lo que había estudiado lo había hecho para no morirme de hambre  pero que yo me sentía fracasado en mi vida. Él me dijo entonces: “pues para que ya no tengas ese sentimiento de fracaso, júntate con la Virgen, júntate con María Reina de la Paz, a Ella nadie la puede detener. Ella es la Madre de Dios, júntate con Ella Salvador, porque en este tiempo el demonio anda suelto, pero la Virgen anda desatada…” esto último me hizo reír, pero cuánta razón tenía… ahora lo comprendo.

A partir de entonces me integré al grupo “María Reina de la Paz” y las cosas empezaron a cambiar, empecé mi vida de cero y comencé a formar grupos de oración en familias, grupos de niños, ayudaba a gente necesitada según mis posibilidades, regalé sillas de ruedas que conseguía moviéndome de muchas maneras y hablando de los mensajes de la Reina de la Paz a personas de la calle.

Un buen día en el grupo conozco a un chico que también hacia cosas semejantes y después de varias entrevistas y charlas decidimos unirnos y llevar el mensaje a “quienes no han conocido el amor de Dios en sus vidas” así que decidimos ir a Prostíbulos, con adictos a drogas e indigentes. Tiempo después decidimos darle un nombre a este Apostolado y en oración decidimos llamarle: Apostolado María Reina de la Paz: “Dame tu Corazón Herido”. A estas actividades se ha sumado nuestra participación en congresos como predicadores y yo cantando donde se me solicita, principalmente en misas y adoraciones. Ésta es mi vida hoy… yo ahora lo digo: “Yo soy una vocación frustrada, pero una Misión realizada gracias a la Reina de la Paz”.

En mayo de 2012 se me invitó a participar en un documental con respecto al papel de la Santísima Virgen en estos tiempos, el nombre del documental es: Mary’s Land – TIERRA DE MARÍA. Y el productor y director (Juan Manuel Cotelo) en julio de 2012 me llevó a Medjugorje… el sueño de toda mi vida se hizo realidad a mis 38 años. Desde entonces mi vida ya no es ni será la misma. Este pueblecito cuyo nombre y lo que implica está tatuado en mi corazón cambió mi vida. Desde entonces les puedo asegurar que a la Virgen nadie la detiene, y a quienes se juntan con Ella nadie los detiene, nuestro apostolado crece día a día y no dejamos de ver la presencia y guía maternal de la Santísima Virgen María Reina de la Paz. Medjugorje me ha dado hermanos, una familia espiritual, después de mi familia, Medjugorje es lo más importante en mi vida.

Amo Medjugorje.

Para gloria de Dios: Salvador un miserable pecador con derecho a la Misericordia de Dios.

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