Todo empezó en el verano del 2005. Ese año, por primera vez, fui a una peregrinación a Medjugorje…
En aquella peregrinación hubo una monja que me dijo que yo tenia pinta de sacerdote y que acabaría siéndolo. Primero me hizo cierta gracia, pero luego me acabo “molestando”. A la vuelta de la peregrinación, todo normal, intentando cumplir con los mensajes de la “Gospa”. Al siguiente año, volví y allí alguien me dijo que las “gracias” de Medjugorje a veces se notan un tiempo después de volver a casa, y así me sucedió a mi. El día 20 de diciembre de ese año, mi queridísima abuela (en paz descanse) partió hacia la casa del Padre. Esas navidades fueron duras pero me ayudaron a volver a centrarme en el camino. A partir de allí, intenté cumplir seriamente los mensajes de la Virgen. Fue en ese tiempo donde todo empezó a cambiar. Poco a poco me iba acercando más a Ella, y la llamada empezaba a vislumbrarse. Al llegar el verano empezaron los “problemas”. Ya me había montado el verano, trabajaría en junio y en agosto me iría a Medjugorje otra vez. Pero cual fue mi sorpresa al ver que fui convocado para ir con la selección española de hockey hierba. Esto me cambiaba todos los planes ya que tenía que pasarme todo el verano entrenando. Me hacia mucha ilusión ir, pero empezaba a notar que Dios me llamaba por otro camino, y no sabia como decirlo…
Mi familia, que no sabía nada, me dijo que fuera con la selección y acepté. Ellos no entendían porque yo no quería ir, y además, ese agosto jugaría la Copa de Europa con la selección, y el verano siguiente había las olimpiadas, y tenia posibilidades de ir. La verdad es que hubiera preferido cualquier otra cosa antes que irme con la selección y tirar por la borda esa posible llamada (esa era mi sensación). Esos días me apoyé muchísimo en la Virgen y le dije: “”Gospa”, si son tus planes, no los entiendo, pero los acepto”. Así me quedé mas tranquilo.
Cinco días antes de comenzar los entrenamientos, enfermé por un virus. Empecé a sentirme muy débil, dolor de huesos y de garganta, muy bajo de presión, etc. Pocos días después, el médico de la selección me hizo un análisis y me dijo que tenía un virus. Este virus duró tres semanas, y ya no pude ir con la selección. Entonces me di cuenta que la “Gospa” quería hacer las cosas a su manera. Al cabo de unos días, hablé con un sacerdote y le di mi “si” a Dios (aunque no fue el definitivo). Pasaron los días y entre el miedo y todo, le dije a mi sacerdote que sería mejor que me esperara un año. El me dijo que vale, que hiciera lo que quisiera, pero que en Medjugorje (como no fui con la selección podia volver a ir) lo hablara con la Virgen. Yo le dije que si ya que pensaba que Ella me entendería y que me dejaría esperar un año más…
Una vez llegamos a Medjugorje, en la primera adoración nocturna, me di cuenta que no estaba “jugando limpio”, así que le dije a la Virgen que si quería que entrara ese mismo año en el seminario, me tenia que dar una señal, me tenía que dar “el empujoncito”. Allí es cuando la Gospa se puso a “trabajar”.
Dos días después, hablando con un sacerdote de nuestro grupo que lo acababa de conocer, me empezó a contar que tenía un amigo de 23 años, que estudiaba empresariales y que se estaba planteando una posible llamada del Señor, pero no lo veía claro, etc. (muchas cosas coincidían con lo mio, pero yo no decía nada). Le seguí el rollo y listo. Esto me inquietó un poquito. En otro momento, estaba hablando con tres personas, y una de ellas me preguntó que si estaba en el seminario. Yo le dije que no, que estudiaba empresariales, pero ellas me insistieron en que tenia pinta de ser sacerdote. Una de ellas me dijo que últimamente me lo estaba pensando mucho, y al ver mi cara de sorprendido, me dijo que no dijera nada y me dio un beso. Aquí mi confusión ya fue total, porque a parte de que yo no había dicho nada a nadie, eran unas personas que solo veía una vez al año, y por tanto, no me conocían demasiado como para decirme eso. Entonces, rezando, vi que Dios y la Virgen me pedían una entrega total. Pero yo, como soy muy tozudo, le volví a pedir a Nuestra Señora que me diera una señal por si tenía que entrar este año o esperarme. Rápidamente me dio su respuesta.
Hablando con mi familia y amigos, empezaron a decirme que por qué no tenia novia, que si tenia posibilidades de ir con la selección a las próximas olimpiadas, etc. Entonces, una de las personas que estaban allí dijo: “Dejar a Litus (así es como me llaman) en paz, porque quizá tiene que ser sacerdote, pero si es así, hazlo rápido eh”. Esto ya pasaba de la raya, pero yo, seguía tozudo, y pensaba que eso no era una señal. Entonces me fui a confesar. Era el mismo sacerdote que me estuvo contando que tenía un amigo de 23 años, etc. Durante la confesión, y sin que viniera a cuenta, me empezó a decir que tenía que sacar el Carlos de verdad que llevaba dentro, que aunque no me conociera y no supiera por qué, sentía que tenia que decirme esto y que no tuviera miedo. Aquí ya me quedó todo bastante claro, pero la Virgen, sabiendo lo inseguro que soy, volvió para darme el “toque final”. De camino a Barcelona, una persona del grupo, vino y me dijo: ” Litus, no te veo feliz. Tienes algo dentro de tu corazón y que tienes que sacarlo, háblalo con un sacerdote”. Y se fue.
Al día siguiente, 26 de agosto de 2007, hablé con mis padres para decirles que en menos de un mes empezaba a estudiar Teología. Acababa de hablar con mi sacerdote y le había dado mi “si” definitivo.