Medjugorje – Virgen de Medjugorje

EL ROL DE LOS VIDENTES (bíblico e histórico)

Fr. Josip Marcelić, 1995

INTRODUCCIÓN

Reflexionando sobre este tema, me vienen a la mente las palabras de San Juan: “Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de vida, – pues la Vida se manifestó, y nosotros la hemos visto y damos testimonio y os anunciamos la Vida eterna… – lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos, para que también vosotros estéis en comunión con nosotros”. (1 Jn 1,1-3)

Juan habla claramente de la visión, él es uno de los videntes de Dios. Sus palabras muestran las características esenciales de un vidente:

a) ver – oír, significa recibir;

b) ver la acción de Dios en Cristo, en la historia de la salvación;

c) dar testimonio, significa transmitir aquello que se ha recibido;

d) entrar en el misterio de Cristo, edificar a la persona y la comunidad.

a) Recibir de Dios – puede realizarse a diferentes niveles:

En nuestro caso, se trata de la última, en cuanto a que el Señor revela alguna cosa a alguien para que lo transmita a los demás y a la comunidad eclesial para su edificación. Juan estaba inmerso de modo particular en el misterio de Cristo y veía aquello que los demás, sus contemporáneos, no veían!

(En este punto sería bueno recordar el debate entre los teólogos, justificado y bien fundado, sobre la diferencia entre visión y aparición. La visión, en el sentido estricto, puede resultar de la contemplación interior, dada por Dios, o bien, en un sentido amplio, que puede venir del exterior y entonces es una aparición. En nuestro caso, considero que esto no modifica la esencia del tema y por tanto, no vamos a sumergirnos en ello.)

b) Es necesario reconocer y recibir la actividad salvífica en nosotros, en la Iglesia, en el mundo, en la historia de la salvación: Juan la remite nuevamente a Jesucristo.

c) El testimonio o la transmisión de lo que se ha recibido, en nuestro caso, se hace posible a partir del testimonio de la palabra de Juan, pero se puede realizar de múltiples maneras; volveremos a este argumento más tarde.

d) El testimonio de Juan tiene el propósito de incitar a creer y de introducir en el misterio de Cristo. Cfr. el final del Evangelio de Juan que reconfirma esto: “Estas han sido escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre.” (Jn 20,31).

El ejemplo de Juan nos sirve para subrayar los elementos esenciales del rol de los videntes, que puede ser examinado en su evolución bíblica y eclesial. Tomemos conciencia, entonces, de su complejidad y de su capacidad, entrelazada en la psicología humana, en la sociedad, como en las intervenciones de Dios en la historia.

Examinemos estos dos elementos, para poder clarificar la situación actual a través de ellos.

I. PANORAMA BIBLICO E HISTORICO

El Antiguo Testamento: Abraham, Moisis, los profetas

El A.T. nos ofrece numerosos ejemplos para reflexionar acerca del rol de los videntes, iniciando con Abraham, Moisés, Samuel y numerosos profetas.

El ejemplo de Moisés es particularmente rico y adecuado para subrayar los elementos de este rol:

Entre los profetas, podemos mencionar a Jeremías, cuya historia, turbulenta y dolorosa, es descrita en el pasaje de su llamado y de sus confesiones, a través de sus experiencias, a veces de amar, y sus luchas al servicio del Mensaje de Dios (cfr. Jr 1,4-19; la vocación de Jeremías, Jr 20,7-18; las “Confesiones” de Jeremías.)

Según el ejemplo de Moisés, los profetas que recibieron la Palabra de Dios, serían videntes (de lo cual se deriva su nombre roeh , que significa vidente). Dios les revelará sus secretos, como a sus amigos. Estos secretos estarán en sintonía con los planes de salvación. Ellos deben transmitirlos al pueblo de Dios, para ayudarlo así, en su alianza con Dios, en su vida con Dios. Si el pueblo es pecador, para que se convierta; si es justo para que se vuelva aún más justo, si está desalentado para armarse de valor; si está en la tristeza y en las tinieblas para que reciba la consolación y la luz…

El Nuevo Testamento: Jesús, María, Isabel, Simón, los Apóstoles

Aún cuando Jesús es la fuente y el arquetipo de toda mediación entre Dios y los hombres, siendo El el único mediador, en nuestro caso, no es útil examinar Su ejemplo. Se distingue de cualquier otro mediador del Antiguo y Nuevo Testamento, esencialmente por los siguientes puntos:

– El mira al Padre cara a cara y lo revela, El es la LUZ DEL MUNDO y todos los demás mediadores son sólo un reflejo. El es la PALABRA DEL PADRE y todos los demás son solamente Su voz o Su eco, como Juan el Bautista…

Existe, entonces, una diferencia fundamental entre Jesús y los otros videntes: El es la FUENTE de la luz, los demás son sólo un reflejo, un espejo; El es la PALABRA y los demás la voz, los altoparlantes. De ahí, pues, que nos dediquemos a examinar a otras figuras del Nuevo Testamento.

La Virgen María es una vidente:

Su rol de “vidente” es muy simple dentro de su más grande sublimidad: simple como el rol de la madre que concibe un niño, que lo sirve, lo lleva, lo nutre y lo educa y -cuando se hace adulto- lo da a los demás!

Pienso que el ejemplo de María es muy importante porque Ella, en la historia de la Iglesia, muchas veces se aparece a los videntes:

Examinemos también el Apocalipsis de Juan, que con sus visiones revela el estado de las siete Iglesias del Asia Menor (Ap 1-3) y contempla el combate final que se efectúa entre Dios y Satanas por el hombre (Ap 4-20). Encontraremos ahí estas características fundamentales:

Podemos concluir esta breve panorámica sobre el rol del profeta-vidente en la Biblia, a través de las palabras de San Pablo: “Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para argüir, para corregir y para educar en la justicia; así el hombre de Dios se encuentra perfecto y preparado para toda obra buena.” (2 Tim 3,16-17).

El rol de la Sagrada Escritura y de quien la transmite es claramente subrayado:

El mensaje de Dios y también el rol de los videntes, está al servicio de la vida:

II. A LO LARGO DE LA HISTORIA DE LA IGLESIA

En el A.T. y en el N.T., la economía de la Salvación se sirve de mensajeros de Dios: ángeles, profetas, videntes, apóstoles. Podemos esperar entonces que el Señor actúe de modo similar en el curso de la historia de la Salvación.

De hecho, vemos como en cada época de la historia, Dios habla a través de videntes para revelar Su voluntad.

Con respecto a la historia más reciente, mencionemos a la vidente Margarita María Alacoque de Paray-le-Monial, Bernardita de Lourdes y los videntes de Fátima, Lucía, Francisco y Jacinta. La Iglesia ha reconocido que dichas apariciones son auténticas.

Con el ejemplo de Santa Margarita María, vemos que el Señor llama a vivir el misterio del amor de Su Divino Corazón. Las revelaciones que El le transmitió, no fueron aceptadas inmediatamente, habiendo encontrado oposición entre los eclesiásticos. Unicamente más tarde, la Iglesia aceptó la parte esencia de esos mensajes y, partiendo de la revelación bíblica, aconsejó la devoción al Sagrado Corazón de Jesús (cfr. Pmo XII, Haurietis aquas de fontibus Salvatoris). Este caso denota que los videntes no agregan nada a la Revelación ya dada, sino que remiten a la ya conocida, la recuerdan, a fin de que sean un impulso a una vida cristiana más profunda!

En Bernardita y en los videntes de Fátima, notamos los siguientes hechos:

Rol de los videntes

Con el fin de subrayar el rol de los videntes -éste es nuestro tema- podemos recordar:

a) El rol de los videntes en la “recepción” de los mensajes

La filosofía reconoce el principio de que según el cual todo aquello que se recibe, es recibido conforme a quien lo recibe.

Esto explica claramente que los niños y los adultos, los hombres y las mujeres reciben de modo diferente los mensajes, según la cultura y la época. (El Señor anuncia el mismo mensaje pero de manera diversa a un africano y a un europeo, en el medioevo o en nuestros días.) Dios elige el “lenguaje” que el receptor podra comprender: un niño, un adulto, un hebreo, un cristiano, un europeo, un africano; el hombre que conoce la ciencia y el mundo del medioevo, el hombre de nuestro tiempo que conoce la visión moderna del mundo y de la historia.

Es suficiente para nosotros haber mencionado este argumento.

b) El rol de los videntes con relación al “contenido” de los mensajes

El analisis de los mensajes recibidos por los videntes de Lourdes, Fátima, etc. (en la historia de la Iglesia) muestra que:

Puesto que hemos tomado como ejemplo a Santa Margarita María y a los pastorcitos de Fátima, hay que añadir que la primera revelación subraya el Amor de Dios revelado en el Corazón Divino de Jesús y que la segunda, en Fátima, nos propone la devoción al Corazón Inmaculado de María. Es interesante notar el vínculo: el amor de Dios se revela y se ofrece a nosotros a través de figuras que nos son accesibles, los Corazones de Jesús y de María! Ambas devociones renuevan nuestros corazones y toda nuestra vida cristiana.

Esto es, pues, lo que se puede decir de los videntes, en relación con los mensajes que transmiten:

(Son temas que sólo mencionamos y que requieren de una profundización particular, un analisis y un trabajo que debe ser hecho confrontando los mensajes transmitidos por cualquier vidente!)

c) El contenido de los mensajes

(No es el lugar ni el momento de sumergirnos en el contenido de los mensajes, algo de por sí importante y necesario!)

Para describir el rol de los videntes de un modo claro:

La relación entre los videntes y la jerarquía

Es una cuestión particularmente delicada que demanda nuestra atención, en efecto, se trata de la relación entre el carisma y la institución de la Iglesia.

El Vaticano II habla de la relación entre los dones carismáticos y la jerarquía, afirmando que es necesario estar abiertos a los dones, ordinarios y extraordinarios, del Espíritu Santo. Los pastores de la Iglesia son invitados a no rechazar estos dones sino a discernir, a aceptar lo que es bueno y a rechazar lo que no es auténtico. (Cfr. LG 12)

La demanda de autenticidad de los carismas y de quienes los poseen -en nuestro caso, los videntes- se presenta a diferentes niveles. Mencionaremos algunos criterios principales del discernimiento sobre la autenticidad.

Criterios de autenticidad

Recordemos que la demanda sobre la autenticidad de los videntes-profetas se presenta tanto en el A.T. como en el N.T. hubo profetas y apóstoles que no eran llamados de Dios: Moisés llama a la prudencia, Jesús habla de falsos profetas y Pablo denuncia a falsos apóstoles.

Por lo tanto es necesario referirse a los criterios para reconocer a los verdaderos profetas, apóstoles y videntes. Es necesario tomarlos en cuenta con seriedad. Mencionemos algunos de estos criterios en línea con el rol de los videntes:

Quisiera mencionar aquí los criterios tratados en el libro del Dr. Heribert Muehln, Nuevo encuentro con Dios (Jelsa 1994). He aquí los principales:

A propósito de los videntes de Medjugorje

Los detalles de la historia del Antiguo y del Nuevo Testamento y de la historia de la Iglesia, deben ser concretamente aplicados a los videntes de Medjugorje. En efecto, hay que considerar diversas cosas:

Aquí hemos indicado esto.

Es un tema que demanda una investigación larga y detallada.

III. CONCLUSION

En la Revelación y en la revelación privada, los videntes tienen el rol de mediador, rol que conviene a nuestra estructura individual y al ambiente histórico y a la dinamica de la raza humana.

Su papel personal está totalmente subordinado al papel del mediador – que es siempre silencioso, discreto, oculto -como, haciendo un parangón, el papel de un micrófono y un altoparlante en la transmisión de la palabra. Mientras menos se hagan notar el micrófono y la sonorización, mejores son porque sirven mejor a su propósito. Mientras más se imponen y deforman la voz, menor es su calidad.

La Santísima Virgen es el arquetipo de los mediadores. Ella transmite silenciosamente el MENSAJE ENCARNADO, LA PALABRA. Permanece en la sombra y aparece de nuevo en el Calvario. Pareciera que María reaparece en la historia en los momentos de crisis. Ella está cerca de Jesús y nos trae a Jesús, tantas veces herido y crucificado en nuestro ser y en nuestros corazones humanos, para que resucite en nosotros y es que, en la Cruz, Jesús mismo nos entregó a Ella como sus hijos y nos La entregó a nosotros como nuestra Madre!

Los videntes de María participan, así, en nuestros “Canás” y en nuestros “Calvarios”, escuchando y repitiendo las palabras que el Señor pone en sus corazones: “Haced lo que El os diga” (Jn 2,5)

Fr. Josip Marcelic, 1995

Dr. Fr. Josip Marcelic, terciario franciscano, nacido en 1929 en Preko, Zadar. En 1953, fue ordenado sacerdote en Split. Obtuvo su maestría en filosofía y su doctorado en teología en la Universidad laterana en Roma. A partir de 1971/1972 enseña dogmática y otras disciplinas bíblicas en la Facultad de Teología de Split. En varias oportunidades ha ejercido el cargo de rector y prorector en la Facultad de Teología de Split. Es cofundador y coeditor del ciclo “Espíritu y agua”, de la colección Renovación en el Espíritu (Jelsa, a partir de 1984) en ésta ha traducido y publicado varios libros.

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