Fra Slavko Barbarić, 1999
I. EL HOMBRE EN BUSCA DE DIOS
Las peregrinaciones son conocidas en todas las religiones. Ellas son expresión del hombre que busca a Dios en los lugares en que Dios se ha manifestado de manera particular, donde ha dado a las personas la posibilidad de sentir más fácilmente Su presencia o a través de personas especialmente dotadas, los cuales, gracias a sus dones, llegaron a ser signos especiales de la presencia de Dios. Por tanto, existen lugares de peregrinación que atraen a la gente, que los visita buscando nuevas experiencias de Dios, especialmente la experiencia de la paz, del gozo, del amor y de la esperanza. Con cada peregrinación, el hombre sale de su vida cotidiana, dejando el trabajo, la familia, a los amigos, la seguridad y emprende el camino empujado por un anhelo propio de encontrar nuevamente a Dios.
Aunque el fundamento de toda peregrinación es el anhelo de Dios, el salir de la vida cotidiana y abrirse a lo divino, motivo primario de toda peregrinación, también existen seguramente motivos secundarios que acompañan a las peregrinaciones de hoy – conocer el mundo y sus parajes, los pueblos y sus costumbres. Si sucediera que todo quedara únicamente en esto, entonces, sería turismo. Una gran aporte al motivo primario y a todos los posibles motivos secundarios lo representa la curiosidad humana, que, en un primer momento, puede superar todos los demás motivos. Existen lugares de peregrinación que surgieron por causa de una intervención divina directa en la vida de un hombre o de varios (así principalmente han surgido los lugares de peregrinación marianos vinculados con las apariciones) o han surgido lentamente con el pasar del tiempo, frecuentemente después de la muerte de algún elegido especialmente por Dios o bien, por medio de intervenciones carismáticas de algunas personas de la Iglesia. Independientemente del hecho de cómo han surgido los lugares de peregrinación, en todos, el hombre-peregrino siempre busca lo mismo. Debido a que frecuentemente el peregrino acude a estos lugares por motivos diversos, es deber de las personas que organizan el trabajo en los lugares de peregrinación, ayudar a cada peregrino a llegar a ser conscientes de la verdadera motivación de la peregrinación: un encuentro con Dios, el cual está esperando al hombre. A fin de dar forma a una peregrinación, hay que utilizar todos los medios a disposición, para que entonces suceda lo que debe suceder: el encuentro entre Dios, que está esperando, y el hombre que lo busca. Por tanto, es necesario tener claro quén es el hombre y qué es lo que desea, y lo que Dios ofrece como respuesta. Una particular disposición de ánimo peregrinante nos permite decir que el hombre es por sí mismo PREGUNTA Y BUSQUEDA DE UNA RESPUESTA, MIENTRAS QUE DIOS ES LA RESPUESTA Y ESPERA AL QUE BUSCA.
II. EL HOMBRE BUSCA LA PAZ
El hombre es un ser físico y compuesto de alma y espíritu. Está dotado de razón, de libre voluntad y de un espectro amplio de experiencias espirituales. El hombre lleva en sí mismo un profundo anhelo de realización. Esta autorealización es buscada por el hombre de manera permanente y lo que él busca se puede expresar con estas palabras: El hombre es un ser que tiende hacia la paz. Por tanto y sin lugar a duda, se puede decir que la casa del hombre es el lugar donde encuentra "su paz". La búsqueda de la paz es el motivo principal de toda accion humana y de toda la vida. La experiencia nos dice que el está dispuesto a hacer todo lo bueno – incluso el sacrificio de la propia vida – cuando en su camino siente la "paz". Pero, de la misma manera, si el hombre no encuentra la paz haciendo el bien y abriéndode a valores humanos positivos, comienza a buscar la paz en el mundo de lo negativo y de lo destructivo. Así el hombre puede destruirse a sí mismo, destruir a los demás y todo lo que lo rodea, con tal de conseguir la paz. Si observamos el crecimiento y el desarrollo del hombre a partir de su fecundación, entonces descubrimos que le es necesaria la paz a fin de poder crecer y desarrollarse. Si la madre está en paz, entonces el niño que lleva en sus entrañas gozará de la paz y se desarrollará "en gozo". Si la paz de la madre se ve afectada por alguna razón mientras lleva a su hijo en sus entrañas, el niño nacerá con profundas consecuencias y perturbaciones de las cuales no se podrá liberar durante toda su vida. El niño, cuando nace, para que pueda continuar su vida en el mundo de manera pacífica, necesita ser aceptado y amado. La experiencia también muestra que muchos niños experimentan serias perturbaciones por causa de los celos, cuando se dan cuenta que la familia está esperando la llegada de un nuevo hijo. Sólo la experiencia que demuestre que con este nuevo niño no se verá amenazado sino enriquecido, y que será en adelante amado y aceptado, permitirá que la paz vuelva a este niño. Durante el crecimiento y el desarrollo nada se cambia, sólo que el hombre, de una manera diversa, manifestará su perturbación y buscará de otra forma la paz – de un modo positivo o negativo. Aquí se nos pone una pregunta fundamental: Es el hombre un desterrado que una vez, hace mucho tiempo, perdió su "casa de la paz" y procura por todos los medios encontrarla o en su corazón ha sido imprimido un anhelo de paz que supera todas las promesas ofrecidas por el mundo en que vive? No es tarea nuestra aquí analizar todas las premisas antropológico-psicológicas y las respuestas, ya que hay algo común para todos: el hombre concreto, dotado de razón, de libre voluntad y de alma, desea vivir en paz y el mundo que experimenta en sí mismo, no le asegura totalmente tal paz, por lo que la busca incansablemente y no puede desechar el deseo de realizarla. Para poder experimentar la paz y permanecer en "su casa de la paz", deben ser satisfechos todos los niveles humanos, es decir, la razón, el libre albedrío, el espíritu y el alma.
En eso el hombre se diferencia esencialmente del mundo animal. Los animales no se superan a sí mismos en búsqueda de la paz. Les basta haber calmado el hambre y la sed, haber satisfecho sus necesidades instintivas y quedan en paz. Y las bestias más feroces pierden su agresividad cuando satisfacen sus instintos. No podemos olvidar que existen corrientes de pensamiento en la antropología, psicología y sociología que procuran convencer al hombre que para la paz se necesita algo más de lo que necesitan los animales, pero ese algo más no supera en ningún caso los horizontes de este mundo. Nuevamente la experiencia nos confirma que, a medida que el hombre se siente cada vez más satisfecho a nivel físico-instintivo, en la misma medida se pone más intranquilo, agresivo y, por tanto, más peligroso para sí mismo y para su ambiente, si su ser no ha sido permeado por realidades espirituales.
III. LA IMAGEN BIBLICA DEL HOMBRE – UN DESTERRADO SIN PAZ
La imagen bíblica del hombre es transcendental. El hombre ha sido hecho a imagen y semejanza de Dios (cfr. Gén. 1,27). Dios le ha dado la posibilidad de colaborar con El y en unidad con Dios, la de realizar su paz y felicidad en esta tierra. El hombre había sido colocado en el paraíso terrenal en el cual gozaba de la paz en amistad con Dios. Sin embargo, sucedió algo que la narración bíblica define como el pecado original. El hombre se equivocó puesto que quiso apoderarse de algo que le había sido prohibido y con eso, destruyó la unidad con Dios y la recíproca unidad. El no soporta más la presencia de Dios, ya que los pasos de Dios, es decir, la presencia de Dios lo ha asustado y él se ha escondido. Las consecuencias que recaen sobre el hombre son pesadas. El no reconoce su culpa sino que la atribuye a otro, el hombre – Adán – a su mujer – Eva, y Eva, por su parte, la atribuye a la serpiente-satanás, que la ha engañado. Seguidamente, el hombre pierde su paz, su existencia se ve amenazada, ya que todo se ha puesto en contra de él y debe abandonar el paraíso terrestre, debe salir de su "casa de paz" y ser un desterrado, expuesto a dificultades y problemas, a un trabajo agotador, debe comer un pan amargo trabajando con el sudor de su frente (cfr. Gén. 3,17-19). Según la narración bíblica, por consiguiente, el hombre antes había gozado de la paz, pero la perdió y fue expulsado del paraíso, y llegó a ser un desterrado. El destierro se transforma en una peregrinación, ya que Dios no abandonó al hombre sino que le dio una esperanza, le anunció a la mujer con el niño que vencerá el mal y hará regresar al hombre a su paraíso perdido, a un nueva "casa de la paz". Toda la historia bíblica muestra a un hombre que erra y busca a Dios, a un Dios que se manifiesta y va al encuentro del hombre y le ofrece la paz.
Según la narración bíblica, el hombre se halla cruficado entre el recuerdo de la vida en el paraíso y las necesidades interiores de una entrada definitiva al ámbito de la paz, la cual ya le ha sido prometida aquí en la tierra, pero que se consolida definitivamente en el eterno Reino de Dios, reino de paz, justicia y verdad. Los profetas continuamente han anhelado la paz, han orado y cantado por la paz que el Señor en Su amor dará a Su pueblo. Todas las expectativas de los profetas se tenían que realizar en el Mesías que habría de venir y de crear condiciones nuevas para la realización de una paz definitiva, mesiánica.
En la tradicion bíblica se mencionan diversos lugares de peregrinación, lugares a los cuales el pueblo acude para buscar a su Dios. Se mencionan reuniones religiosas de peregrinos. Uno de ellos es Sekem, lugar en que el pueblo se reunió en el santuario con el Señor y en el que pactó una alianza con Yavé (cfr. Jos 24,25). Además de Sekem como lugar de reunión se mencionan Betel (1 Sam 10,3), Bersebá (Am 5,5), y Ofra y Sorá (Jue 6,24 y 13,19 y sig.).
Posteriormente se suprimieron todos los santuarios y se introduce la Pascua (2 Re 23; 2 Cro 35) y la fiesta de las Siete Semanas y la de los Tabernáculos (cfr. Dt 16,1-17) que se celebran en Jerusalén. El sentido de estas reuniones en un lugar tienen dos objetivos: reunir al pueblo ante su Dios y protegerlo de la idolatría y del paganismo. Por último, el único lugar de peregrinación que queda es el templo de Jerusalén. Alrededor del templo se renían multitudes provenientes de Palestina y de la migración con una misma finalidad: que el pueblo se mantenga en la fe verdadera y no se desvíe de su Dios. Aquellos fueron días de oración y adoración hacia el Dios verdadero, días de expresión de devoción a la ciudad santa y, por último, la realización de una profunda alianza del pueblo de Dios. La peregrinación no se realiza únicamente como una visita concreta a un lugar santo, en que Dios se ha manifestado, sino que se explica como un evento escatológico. Se habla del "día de la salvación" que ha sido ideado como una reunión de peregrinos de todos los pueblos y de los paganos. En Isaías, el Señor dice: "Ahora vengo a reunir a todos los pueblos de todos los idiomas. Y cuando habrán venido, serán testigos de mi gloria. Yo haré un prodigio en medio de ellos y, luego, mandaré los sobrevivientes hacia todas las naciones y las islas más lejanas … Y, de todos los pueblos, traerán a todos tus hermanos dispersos como una ofrenda a Yavé, a caballo, en carro, en carretas, a lomo de mula o de camello. Me los traerán a mi cerro santo en Jerusalén … (Is 66,18-20). Y el profeta Miqueas escribe: "…, el día en que vendrán a ti desde Asiria hasta Egipto, desde Tiro hasta el Eufrates, de uno a otro mar, de una a otra cordillera." (Mi 7,12).
Es suficiente aquí recordar los salmos peregrinos del 120 al 134 para sentir todo el significado del peregrinaje en el pueblo israelita:
"Me puse alegre cuando me dijeron:
Iremos a la casa del Señor.
Ahora nuestros pasos se detienen,
Jerusalén, delante de tus puertas.Jerusalén ha sido edificada
como ciudad que forma un buen conjunto;
allá suben las tribus,
las tribus del Señor.A alabar, com es ley en Israel,
el Nombre del Señor.
Pues allí es donde están
la justicia y la casa de David.Para Jerusalén pidan la paz:
que disfruten de paz tus moradores!
Que la tranquilidad reine en tus muros
y dentro de tus fuertes!Por el amor que tengo a mis hermanos
y a mis amigos, déjenme decir:
Que vivas siempre en paz.
Por la casa del Señor que es nuestro Dios,
te deseo pura felicidad.
(Sal 122,1-9)
Según la revelación bíblica, se ve claramente que el hombre ha sido llamado para hacer todo lo posible de su parte para aceptar lo que Dios, en Su amor, ha preparado para él. Es por eso que el hombre ha sido llamado a la conversión, el cual es un camino hacia la paz en que él va dejando todo lo que le impide experimentar y vivir la paz. Para que la conversión tenga éxito, lo cual significa dejar el mundo y sus promesas, y abrirse a Dios, que es paz, el individuo, la familia y, de tiempo en tiempo, todo un pueblo, debía no sólo orar sino también ayunar, creer y amar, reconciliarse y perdonar, a fin de superar todas las dificultades para finalmente conseguir la paz prometida por Dios. Todo esto sucede de una manera especial en la peregrinación.
El Santo Padre Juan Pablo II. escribe sobre la peregrinación en el documento "Peregrinación en el gran jubileo del 2000" y sobre la peregrinación de Israel en el núm. 8: "Al pueblo de Dios, víctima del desaliento y oprimido por la ausencia de fe, los profetas le anuncian también una peregrinación mesiánica de redención, que está abierta a un horizonte escatológico en que todos los pueblos de la tierra se reunirán en Sión, sitio de la Palabra de Dios, lugar de paz y esperanza. Al experimentar de nuevo la experiencia del éxodo, el pueblo de Dios debe permitir que el Espíritu le remueva el corazón de piedra y le conceda un corazón de carne, en el camino de la existencia debe expresar justicia y una celosa fidelidad, y llegar a ser luz para todos los pueblos hasta el día en que el Señor Dios ofrecerá en el monte santo un banquete para todos los pueblos."
IV. JESUS PEREGRINO
Durante el curso de la historia, en la plenitud de los tiempos, Dios mismo, a través de Su Hijo, Jesucristo, se hace hombre y sale al encuentro del hombre y desea restituirle la "casa de la paz". Por esto, se puede afirmar que Jesús es también peregrino, pero con una connotación diferente. El, en Su peregrinación por la tierra, no buscó a Dios sino al hombre y le ofreció un camino simple hacia la paz que viene de Dios, ya que El da la paz (cfr. Jn 14,27). Su encarnación es el principio de Su peregrinación que continuó en aquel momento en que María y José lo llevaron al templo, para presentarlo como Su primogénito, de acuerdo con el precepto y la Ley que dice que todo varón primógenito será consagrado al Señor (cfr. Lc 2,22-26).
Jesús, a la edad de 12 años, continuó Su camino de peregrino. Fue con sus padres a Jerusalén (cfr. Lc. 2,41) para cumplir con el antiguo precepto de presentarse en el templo: "Tres veces por año se presentarán tus varones delante de Yavé, tu Señor." (Ex 23,17). Durante Su vida pública, Jesús, de cuando en cuando, peregrina con ocasión de diversas festividades (cfr. Jn 2,13; 5,1 y sig.). Las ascensiones de Jesús a los montes, Su ayuno en el desierto y Su muerte en el monte fuera de la ciudad son estaciones de Su camino de peregrino, y en el monte de la Ascensión termina Su camino terrenal de peregrino (cfr. Mt 5,1-2; 4,1-11; Jn 19,17; He 1,6-12).
Después de prometer a sus discípulos que permanecerá con ellos, los envía a los límites de la tierra, y Su presencia la realiza con Su presencia eucarística y viaja con Su pueblo a través de la historia hasta el fin del mundo y de los tiempos. El Papa escribe en el documento "Peregrinación", núm. 29, reflexionando acerca de la peregrinación de la humanidad: "El camino de la humanidad, que acaece entre tensiones y contradicciones, se dirige en segura peregrinación hacia el Reino de Dios, que la Iglesia debe anunciar y realizar resueltamente en total fidelidad y perseverancia, puesto que ha sido llamada por su Señor para que sea sal, levadura, luz y ciudad en el monte. Sólo así se abrirán los caminos en los que la Gracia y la Verdad se encontrarán, y la Justicia y la Paz se abrazarán (Sal 85,11). A este camino peregrinante de la Iglesia, del pueblo de Dios y de toda la humanidad han sido llamados todos los cristianos. "Para el cristiano, la peregrinación es la celebración de la propia fe, una manifestación del culto, que debe ser vivida fiel a la tradición, con un sentimiento religioso intenso y como la realización de su existencia pascual" (Peregrinación núm. 32).
En resumidas cuentas, el sentido de la peregrinación es la búsqueda de Dios que se ha manifestado en épocas diversas, de modos diversos y en lugares diversos, y para que el encuentro con Dios se realice en el camino del peregrino, el hombre debe salir de su vida cotidiana y emprender el camino, y celebrar su fe en la oración y en la celebración del culto, a fin de que Dios pueda liberar al hombre de la levadura vieja del pecado y de la maldad y ponerse nuevamente en camino con él como peregrino hacia el Reino de Dios.
Por tanto, en los lugares de peregrinación se debe dar forma a un culto divino que llegará a ser culto humano.
V. PEREGRINACION – SALIDA Y ASCENSION
De lo dicho anteriormente, queda claro que se debe hacer todo a fin de que el hombre, tal como es en su realidad antropológico-psíquica y religioso-espiritual, se ponga en movimiento, se motive, se abra y acepte, se encuentre y permanezca en el camino con Dios, que es fiel al hombre. Dios se manifiesta en los lugares de peregrinación de una manera extraordinaria a través de la Biblia y de personas especiales. Esto es lo que impulsa al hombre a dejar su vida cotidiana y a dirigirse a estos lugares. Dios primeramente ofrece al hombre Su presencia con la intención de que el hombre, buscador de la presencia amada, Lo encuentre. Al experimentar la presencia amada, el hombre experimentará en sí la liberación de los pesos que se han acumulado durante el transcurso de su camino terrenal de peregrino, que son consecuencias de debilidades personales y de pecados propios y de otros.
Después de la experiencia de liberación del peso de los pecados y de sus consecuencias, debe seguir la experiencia de la paz, de la alegría, del amor, de la esperanza, de la confianza y de la decisión de aceptar la presencia de Dios en su vida y hacer todo para que esa presencia permanezca, e incluso en las ocasiones en que el camino de la vida lo aparte y separe de la presencia divina, pueda buscarla nuevamente y realizarla. A medida que la experiencia de la paz y del amor se hace más profunda, el hombre permanecerá con mayor facilidad en el camino con Dios y esto lo hará luchar con mayor decisión contra todo lo que lo separa de Dios.
A fin de que el hombre pueda liberarse con mayor facilidad del abrazo mortal del pecado y de sus consecuencias, en cada lugar de peregrinación, por consiguiente, se deben ofrecer diversas formas de encuentro con Dios. Según la revelación bíblica y las experiencias de los profetas en primer lugar, existe el LLAMADO de salir de la ciudad, dejar la vida cotidiana y buscar un lugar de paz y de silencio, en términos bíblicos, ir al desierto, luego, el llamado a acudir al monte y subirlo, lugar en que los profetas oraron y encontraron al Señor y luego regresaron de nuevo a su lugar, su ciudad y continuaron su tarea. En la praxis bíblica de peregrinación, lo más importante era el templo, como centro de reunión del pueblo fiel. Durante su permanencia en los sitios a los que fueron llamados, los fieles ORABAN Y AYUNABAN. En el templo se presentaban sacrificios, se celebraba el culto, acaecía la RECONCILIACION CON DIOS Y CON EL PROJIMO. Regresaban renovados y dispuestos a ACEPTAR sus tareas, a hacer el bien, a ocuparse de los pobres y de las viudas.
En otras palabras, el hombre llega con sus deseos y presionado por sus dificultades y pecados y sus consecuencias, él necesita, en el lugar de peregrinación, tener la posibilidad de recordar todo a la luz del amor de Dios y de ver todo a la luz de Su misericordia para así experimentar la autenticidad de aquellas palabras de Jesús con las que llama a todos los que se sienten cargados y agobiados a que acudan a El, porque los aliviará. (cfr. Mt 11,28). Por consiguiente, hay que ayudar al peregrino a que emprenda el camino del peregrino representado en la Biblia, a que disponga de tiempo, es decir, no permitir que todo lo haga a toda prisa como si fuese una visita turística a las regiones y sus bellezas naturales. El debe detenerse, debe disponer de tiempo, debe ascender el monte, debe encontrarse en el templo con el Señor que perdona y hace retornar la paz.
VI. MEDJUGORJE – UN OFRECIMIENTO ACTUAL
A la luz de lo dicho no es difícil comprender lo que sucede en Medjugorje y lo que sucederá, es decir, cómo debería ser organizado el culto y por qué ha sido organizado del modo existente y por qué se ofrece al peregrino de Medjugorje lo que actualmente se ofrece.
Hay un hecho irrefutable y es el que ningún santuario, y por consiguiente, ningún santuario mariano, no se ha desarrollado ni se desarrolla como Medjugorje y me atrevo a decir que ninguno de ellos no corresponde a una imagen ideal de la peregrinación, que toma en cuenta al hombre que busca y a Dios que se ofrece, como es el caso de Medjugorje (la excepción puede ser la peregrinación a Tierra Santa, ya que en ese lugar es posible visitar los lugares en los que Dios se manifestó y en los que Jesús mismo obró!
1. EL MONTE DE LAS APARICIONES
La Virgen comenzó a aparecer en el monte Crnica, que ahora se llama el Monte de las Apariciones. Llamó a la paz, la oración, el ayuno, la fe y el amor. Las personas que la vieron fueron niños, ahora personas adultas, con las cuales los peregrinos pueden reunirse. Todo comenzó con un llamado a la paz y a la fe en Dios en un país cuya ideología oficial era el ateísmo. Por un lado estaba el gobierno que reaccionó violentamente, y por otro lado existía un estímulo increíble a fin de que la gente viniera y viera, experimentara y respondiera.
El hombre, por naturaleza, busca la paz. Allí, Dios por medio de la Reina de la Paz se la ofrece acertando el deseo más profundo del hombre, la paz como la plenitud de los bienes – físicos, psíquicos y espirituales. La gente se ha puesto en movimiento. El Monte de las Apariciones es como la bíblica Belén, con el Nacimiento de Jesús y Su llamado a la paz, y por ser un monte, un llamado a venir y a ascender. Allí el peregrino experimenta el primer llamado y la primera apertura del corazón en "condiciones bien preparadas" para este fin. Ese es un lugar en que el hombre experimenta el gozo y la paz y no hay peregrino que no visite ese lugar. Por tanto, no puede existir una peregrinación bien organizada, si no se incluye "la salida y el ascenso" a ese monte.
En el Monte de las Apariciones se oran los misterios gozosos y dolorosos y se permanece en oración y en silencio en el sitio señalado como el lugar en que los videntes vieron a la Virgen. Hay que dedicar bastante tiempo para la "visita" al Monte de las Apariciones, y en especial, hay que dedicar tiempo y permanecer en silencio en el sitio de la aparición. En ese silencio, hay que leer algún mensaje de la Virgen y meditar sobre él y consagrarse a la Virgen, es decir, aceptarla conscientemente como Madre, puesto que tantas veces, en este lugar precisamente, ha dicho que es nuestra Madre. Hay que abrirse a Su bendición, porque repite en los mensajes "yo los bendigo con mi bendición maternal". En ese lugar es también importante, tomar la decisión de aceptar a María como nuestra Maestra, ya que Ella educa y nos muestra el camino hacia Jesús. Si bien es importante venir con un grupo, también es importante venir solo y orar, es decir, que mientras se rece el Rosario, estemos con Jesús y María y que atendamos a Su voz que nos llama a la paz. Esa es la misma paz a la que nos llamaron los ángeles con ocasión de la Natividad de Jesús. Se recomienda especialmente orar por la paz ante la cruz que se halla colocada frente al segundo misterio gozoso, puesto que allí, Marija Pavlovic, el tercer día de la aparición, el 26 de junio de 1981, vio a la Virgen llorando con la cruz que repetía: Paz!Paz!Paz!Sólo paz!Paz entre Dios y los hombres y paz entre los hombres! Muchos peregrinos acuden en la noche al Monte de las Apariciones y tienen realmente hermosas experiencias de oración. Así se repite lo que Jesús hacía frecuentemente saliendo en la noche y orando en los montes.
2. LA CRUZ AZUL
En este rincón silencioso de oración, nacido con el pasar del tiempo, muchos personas, individualmente o en grupo, transcurren momentos de oración. El nombre es casual, puesto que alguien colocó una cruz azul allí en el período en que la Virgen se aparecía en ese lugar debido a que la policía en ese entonces no permitía el acceso al monte. Allí se reunía frecuentemente el grupo de oración de Ivan, cuando el encuentro era sólo para grupos, y en ese encuentro para el grupo, la Virgen se aparecía a Ivan. Para este lugar, valen los mismos criterios que se aplican a los demás sitios de oración. Estar en oración, permanecer en silencio, descansar en una atmósfera de oración. En este sitio, viene a orar frecuentemente Mirjana los días dos de cada mes, cuando tiene sus encuentros de oración con la Virgen y ora por los no creyentes. Todos estos son estímulos al peregrino para que acuda a este lugar y para que ore. Existe también un aspecto práctico característico de este sitio de oración. Aquellos peregrinos que no pueden subir el Podbrdo o el Krizevac por causa de su estado físico, a menudo están en condiciones de al menos venir a la Cruz Azul y de tener una experiencia de oración en el monte.
3. KRIZEVAC
Después del encuentro en el Monte de las Apariciones, lugar en que se escuchó el primer llamado que resonó en el corazón de los videntes y posteriormente en el de millones de peregrinos, el camino del peregrino en un sentido bíblico continúa. El peregrino, que llega agobiado por sus debilidades y pecados, y herido por las debilidades y pecados de los otros, debe continuar el camino que es al mismo tiempo el camino de Jesús, recorrido por El después de Belén. Ese camino llevó a Jesús a través de otro monte y de otra ascensión con la cruz a la cima del monte Calvario. El peregrino, siguiendo a Jesús peregrino, "sale y asciende" al Krizevac. Aquí el hombre tiene la posibilidad de encontrar a Jesús sufriente, que padece y muere, absolviendo su examen para Rey de la Paz precisamente en la Cruz, en la cual con amor acepta el padecimiento, ora y perdona. Allí está María, atribulada, que permanece fiel a Su Hijo y, al mismo tiempo, ama como El ama, ora como El ora y perdona como El perdona. A la luz de Cristo que transcurre de tal manera la parte final de su camino de peregrino, el peregrino reconoce, por un lado, un amor inconmensurable, que padece por él, y por otro, la maldad humana en la que él se reconoce a sí mismo, su conducta y la conducta de los demás. Este reconocimiento no deja amargura en el corazón, ya que ni Jesús murió en la amargura, sino que despierta el deseo de perdonar, de buscar el perdón y la reconciliación. Al ascender el Krizevac, el peregrino se pone en contacto con la vida y la muerte, la temporalidad y la eternidad, el amor y el odio, la oración y la maldición, la reconciliación y la venganza, la violencia y la misericordia, la pobreza y la avidez, la potencia y la impotencia, la verdad y la mentira, la tumba y la resurrección, la bondad de la gente y su maldad, la caída y el alzarse. Por medio de tal encuentro en el Krizevac, se abre al corazón del peregrino a Dios y seguidamente, él está dispuesto a arrepentirse de sus pecados, perdonar y buscar el perdón. Aquí el hombre reconoce su camino terrenal con Dios y con el prójimo. Sin tal encuentro, el hombre no podría ponerse en contacto con su sufrimiento ni abrirse a Dios por causa de su padecimiento y desgracia. En este camino, el alma se prepara para un nuevo encuentro que acaece en el templo.
Es por eso que se debe dedicar bastante tiempo a la oración en el Krizevac. Allí se ora el Via Crucis, el cual está representado en este lugar por 16 estaciones. La primera es la oración en huerto de Getsemaní, y la última es la Resurrección. Hay que orar ante cada estación y meditar sobre Jesús y la gente en torno de El, y en este contexto, observarse a sí mismo y su propia conducta y la de las personas que nos rodean. Cuando se asciende el Krizevac de tal modo, entonces sucede en el hombre lo que debe acaecer: reconoce el amor de Dios que redime y reconoce su pecado y debilidad y la necesidad de redención. Es particularmente importante orar por la fe, para que todo se vuelva bueno para aquellos amados por Dios. No se va al Krizevac para dejar las propias cruces, sino para aprender a llevarlas y ayudar a otros a cargarlas. Es importante también, cuando se va al Krizevac, permanecer en oración ante la Cruz, para unirnos conscientemente con María, que estaba al pie de la Cruz y nos invitaba para que también nosotros mismos nos pongamos ante la Cruz y oremos. Ante la Cruz, en profunda meditación se muestran a Jesús las heridas personales y las heridas que nosotros hemos inflingido a los demás, y además presentamos el padecimiento de la familia, de la Iglesia y del mundo. Es precisamente en este lugar que hay que orar por la curación espiritual y del alma.
"Queridos hijos!, hoy los invito de manera especial a tomar la cruz en sus manos y a contemplar las llagas de Jesús. Pidan a Jesús que sane las heridas que ustedes, hijitos, han recibido en el transcurso de su vida a causa de sus pecados o de los pecados de sus padres. Sólo así comprenderán, hijitos, que el mundo necesita la curación de la fe en Dios Creador. Mediante la pasión y muerte de Jesús en la cruz, comprenderán que, sólo con la oración, podrán también ustedes llegar a ser verdaderos apóstoles de la fe, al vivir en sencillez y oración la fe que es un don. Gracias por haber respondido a mi llamado!"
(Mensaje del 25 de marzo de 1997.)
Este es un tiempo y un lugar de total recogimiento y de seriedad espiritual. Por tanto, existen actitudes que están lejos del espíritu de peregrino, cuando, por ejemplo, en al Krizevac, ante la Cruz, se conversa, come y bebe, lo que lamentablemente a menudo hacen algunos grupos y personas al finalizar su ascensión al Krizevac. Es contrario a todo espíritu de peregrinación cualquier forma de venta y compra o dejar basura. También el descenso debería ser en total recogimiento, como María lo estuvo al regresar del calvario después de todo lo que había vivido y después de haber sepultado a Su Hijo. Al descender, se podría rezar el Rosario de los Siete Dolores de la Bienaventurada Virgen María.
Después de tal ascensión y regreso del Krizevac, el alma del peregrino está preparada para nuevos encuentros.
En la iglesia, el peregrino se encuentra con el Señor resucitado que da a sus discípulos el poder para perdonar los pecados y de alimentar a los fieles con la celebración de la Eucaristía.
4. CONFESION
Por consiguiente no es casualidad que Medjugorje, para muchos peregrinos, ha llegado a ser un lugar de confesiones que convierten. Por tanto es importante ayudar a los peregrinos para que con un examen concienzudo de conciencia se preparen para la Confesión. De esta manera estarán preparados para arrepentirse, perdonar y buscar el perdón, para una limpieza total del alma y del corazón y una reconciliación con Dios y con las personas. Además de la preparación, es importante que los sacerdotes estén a disposición de los peregrinos y que dediquen el tiempo necesario para cada confesión. Además de escuchar la confesión, el sacerdote debe, en el espíritu de María, alentar a los fieles no sólo a cuidarse del pecado sino que también a que procuren crecer en el bien: no sólo advertir sobre el pecado, ya que la vida cristiana no consiste únicamente en la lucha contra el pecado – sino que también estimularlos para una lucha incansable por el bien. En otras palabras, según los mensajes, María no llama sólo a que se realice la ausencia de guerras y confrontaciones, odios y otros males, sino que también se participe activamente en la realización de la paz, del amor y de la justicia. Quien no participe activamente en este campo, no obstante no cometa pecado por causa de un conflicto, sin embargo lo comete puesto que no es suficientemente activo en el bien.
María nos llama a la Confesión y la explica claramente:
"Queridos hijos!,
Los invito a abrir sus corazones a Jesús como se abre la flor al sol. Jesús desea llenar sus corazones de paz y de gozo. Ustedes, queridos hijos, no pueden realizar la paz si no están en paz con Jesús. Por eso los invito a la confesión, a fin de que Jesús sea su verdad y su paz. Por tanto, hijitos, oren para tener la fortaleza de realizar lo que les digo. Yo estoy con ustedes y los amo.
Gracias por haber respondido a mi llamado!"
(Mensaje del 25 de enero de 1995)
5. PROGRAMA DE ORACION VESPERTINO
La primera parte del programa de oración es el rezo del Rosario. Este es un tiempo de preparación para la Santa Misa. La Virgen misma ha pedido que nos preparemos para la celebración eucaristica. También este es un momento en que muchos fieles se confiesan en esta atmósfera de oración. Durante esta preparación de oración acaece la aparición. Los fieles se se reunen ya que la Virgen viene, Ella ora y bendice a todos, y así con Su presencia prepara a los fieles a la celebración eucarística.
La Santa Misa se celebra de un modo que permite a todos los fieles de diversos idiomas participar de la forma más activa posible en la Santa Misa. Se leen los Evangelios en los idiomas de los peregrinos y también algunas oraciones, según las posibilidades. También los cantos de la Santa Misa se adecúan a fin de que el mayor número posible de peregrinos pueda participar.
Después de la Santa Misa, se reza el Credo y los Siete Padre Nuestros, y la oración de sanación. La Virgen ha pedido que no nos vayamos inmediatamente después de la Santa Misa, sino que permanezcamos con Jesús. Ese es el momento más propicio para la oración de sanación, dado que, antes de la Comunión, hemos dicho: …, pero una palabra tuya bastará para sanarme. Durante esa oración, suceden muchas curaciones interiores, hemos sido testigos incluso de curaciones físicas. Al final, se rezan los misterios gloriosos. El sentido de estos misterios al final del programa de oración y al final del día, es que el alma y el corazón puedan presentir lo que le espera al hombre después de la muerte, de conmemorar la gloria del Señor Resucitado, participar en ella y dirigir nuestra mirada espiritual hacia María, quien ha sido en gloria asunta al Cielo y coronada como Reina. Así el corazón y el alma se abren a la vida y a la esperanza de Dios, que da consuelo y fuerza para que nuestro camino terrenal continue hasta la victoria final.
Tal es el programa que ha querido la Virgen. Por tanto, hay que recomendar a los peregrinos que participen en el programa de oración en su totalidad. No es importante que todas las palabras no se entiendan, ya que el misterio no puede entenderse sino únicamente con el corazón se puede comprender, y todos aquellos que se quedan durante todo el programa saben cuán importante es éste para el peregrino. A veces sucede que algún peregrino no asista a la Misa con la excusa de que no entiende o, incluso, se organiza otra actividad paralela, un encuentro o una cena, hay algunos que, a decir verdad, asisten al programa, pero durante la Santa Misa pasean en torno de la iglesia esperando la oración de sanación. Hay que evitar esto, asistir al programa en su totalidad a fin de que, en lo más hondo de nuestro corazón, podamos comprender lo que la Virgen desea de nosotros.
6. ADORACION EUCARISTICA
Muchos en Medjugorje precisamente como peregrinos experimentaron por primera vez lo que significa la Adoración Eucarística – un encuentro con Jesús, que en el pan divino se quedó con Su pueblo. En todos estos encuentros en el Podbrdo, en el Krizevac y en la iglesia, el peregrino se encontró a sí mismo en dimensiones diversas y habló sobre un nuevo inicio de su vida con Dios, lo objetivo final de toda peregrinación.
En la tradición de la Iglesia, existe otro modo más de encuentro con Jesús, la Adoración Eucarística. La Virgen nos pide que adoremos a Jesús, Su Hijo:
"También esta noche, queridos hijos, les estoy especialmente agradecida por haber venido aquí. Adorad sin cesar al Santísimo Sacramento del Altar. Yo estoy siempre presente cuando los fieles están en adoración. En esos momentos se obtienen gracias particulares. Gracias por haber respondido a mi llamado!"
(15 de marzo de 1984)
La Virgen ha pedido a la comunidad parroquial la adoración los jueves después de la Misa. El jueves es un día especial, el día de la Eucaristía y del Sacerdocio. Habla de Su presencia en esos momentos. En adelante, pide que nos enamoremos de Jesús en la Eucaristía. Sólo el que está enamorado, tiene tiempo:
"Queridos hijos!,
Hoy los invito a enamorarse del Santísimo Sacramento del altar. Adórenlo, hijitos, en sus parroquias y así estarán unidos con todo el mundo. Jesús será su amigo y no hablarán de El como de alguien a quien apenas conocen. La unión con El será para ustedes gozo y serán testigos del amor que Jesús tiene por cada creatura. Hijitos, cuando adoran a Jesús también están cerca de Mí. Gracias por haber respondido a mi llamado!"
(Mensaje del 25 de septiembre de 1995)
Con el pasar del tiempo ha sido introducida la adoración el miércoles y el sábado en la noche y en la vigilia de grandes festividades. En la capilla de la Adoración, muchos fieles encuentran momentos de silencio que les permiten realizar encuentros con Jesús en la Eucaristía. A decir verdad, muchos fieles experimentaron la Adoración Eucarística por primera vez en Medjugorje y transmitieron esta experiencia a sus grupos de oración y, con el tiempo, a sus comunidades parroquiales. Existen ya grupos de peregrinos que en sus comunidades parroquiales han organizado la Adoración perpetua. La adoración es de por sí un encuentro con Jesús en el pan eucarístico. Cuando el creyente está solo en adoración, entonces es bueno que con pocas palabras se introduzca al silencio y permanezca ante Jesús. Muchas veces se menciona la experiencia de San Juan, el Cura de Ars: Yo lo miro, El me mira. Estar ante Jesús en silencio, significa encontrar la entrada al misterio de Su Presencia eucarística, significa detener toda la carrera, la exterior y la interior, y tener la experiencia de la eternidad. Cuando la adoración se realiza en grupo, entonces es necesario tener meditaciones breves que ayudan a que se entre en la presencia de Jesús, canciones livianas y mucho silencio. No hay que recargar con meditaciones en forma de predicaciones. No debería rezarse el Rosario ni las Letanías. En realidad, hay que circunscribirse a formas simples de oración y canciones, para que el alma tenga tiempo para entrar en el silencio.
Al organizar los días de la peregrinación en Medjugorje hay que cuidar que el peregrino no se disperse mucho en la carrera de asistir a las conferencias, de hacer excursiones, etc., sino que hay ayudarlo a encontrar tiempo para este tipo de encuentro con Jesús.
7. VENERACION DE LA CRUZ
Además del encuentro con Jesús en el Krizevac, en el que el peregrino encuentra al Jesús que sufre y con El asciende acompañandolo en Su Vía Crucis, en la iglesia, el viernes después de la Santa Misa, se celebra la adoración de la cruz y al témino se ora por la curación. También es éste un momento oportuno en que el peregrino encuentra la Cruz de nuestro Señor Jesucristo por medio de la cual hemos obtenido la salvación y que queda como un signo del amor de Jesús. La oración delante de la cruz se organiza de modo similar a la adoración de Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar. En Su mensaje la Virgen dice:
"Queridos hijos!,
En estos días los invito a poner la Cruz en el centro de todo. Oren especialmente ante la Cruz, porque de ella se derraman grandes gracias. En estos días, hagan en sus casas una consagración especial a la Cruz. Prometan que no ofenderán más a Jesús ni a la Cruz y que no pronunciarán más blasfemias. Gracias por haber respondido a mi llamado!"
(12 de septiembre de 1985)
Esta es también una parte importante del programa de peregrinación ya que, en caso contrario, al creyente le sucede de no encontrar jamás al Jesús sufriente. Aquel que no está con Jesús en el sufrimiento, difícilmente logrará penetrar en el misterio del amor que sufre y que vence gracias a la resurrección.
Si observamos el programa vespertino del jueves, viernes y sábado, con la adoración vespertina, nos damos que se trata verdaderamente del triduo santo – el Jueves Santo, el Viernes Santo y el Sábado Santo con la liturgia de la vigilia pascual y la espera de la mañana de la resurrección. Por esta razón, la mañana del domingo puede ser una gozosa victoria sobre el mal y el pecado, sobre la muerte y las tinieblas, ya que se pasa con Jesús por el Jueves Santo, fundamento de la Eucaristía, el Viernes Santo, con Su muerte, y el Sábado Santo, con los preparativos para la resurrección.
De este modo es posible descubrir la plenitud de la escuela de la Virgen. Ella desea guiarnos y ayudarnos a encontrar a Jesús, nuestra Vida y nuestra Resurrección.
8. LAS PERSONAS – LOS TESTIMONIOS DE LA PRESENCIA DE LA VIRGEN
El peregrino en Medjugorje, ademas de estar en los lugares en que Dios por medio de María, que aquí se aparece, se ha acercado al hombre, tiene la posibilidad de encontrar también a las personas por medio de las cuales El, a través de María, ha hablado. Son testimonios importantes y una ayuda a lo largo del camino que nos lleva a Dios. Se trata de los videntes. Por este motivo, su testimonio es de extrema importancia. Su tarea fundamental es aquella de simplemente transmitir los mensajes de la Virgen y de narrar la propia experiencia de su encuentro con María. Sea los videntes, sea los peregrinos, deben poner atención en no superar el límite del mensaje y de la experiencia personal. Sería por consiguiente peligroso si los videntes se transformaran en especialistas para todo tipo de cuestiones, suministrando respuestas, ya que podría fácilmente suceder que los encuentros con ellos se transformaran en encuentros con personas omnisapientes, con una especie de profetas, de los cuales la gente esperaría respuestas, sin escuchar los mensajes. Esto sería un daño para los peregrinos, los cuales no lograrían distinguir los mensajes de la Virgen de su opinión personal. Durante tales encuentros está seguramente presente la curiosidad. La curiosidad es de por sí algo positivo puesto que motiva al peregrino a decidirse más fácilmente a "salir de la propia vida cotidiana". Tal curiosidad debe ser transformada en un estímulo para encuentros ulteriores con Dios que de esta forma habla a Su pueblo (por lo demás, cómo no podría no existir la curiosidad del encuentro con personas que afirman tener encuentros cotidianos con la Virgen?!). La curiosidad prepara al hombre a escuchar y atender y facilita la comprensión de lo que Dios dice. Es por consiguiente importante proseguir el camino a través del Monte hasta el encuentro en la iglesia, en la experiencia de la realidad sacramental. Estimo que para el peregrino en Medjugorje sea suficiente encontrar uno de los videntes. Hay que evitar estar corriendo todo el tiempo detrás de los videntes y de valorar en demasía su papel. Existe el peligro de que en torno de los videntes se cree un "círculo de amigos" que podrían comenzar a tomar ventaja de su cercanía y dar al peregrino una imagen particular de posibles negocios y ganancias, por ejemplo, si el peregrino está en la casa del vidente, debe pagar más o se siente particularmente privilegiado. Tales peligros y otros similares deben ser evitados por el bien de los videntes, de los peregrinos y, en el fondo, por el bien de los mensajes que ellos comunican.
9. SIGNOS Y MILAGROS
El hecho es que muchos peregrinos que han venido a Medjugorje, han testimoniado haber visto signos particulares en el cielo, o sobre la cruz y de haber percibido de modo particularmente intenso la presencia de María y Sus invitaciones. Si bien es difícil decir lo que está acaeciendo realmente, de todos modos es necesario subrayar que también esto es un hecho importante en el camino del peregrino. Como quiera que sea, también en este caso, vale la norma debido a la cual, el criterio último de todo es lo que el peregrino hace después de haber vivido estas excepcionales intervenciones de Dios. A esto se pueden también agregar las curaciones físicas, espirituales y del alma. Aquellos que las han experimentado, con su testimonio despiertan, además de la fe, también curiosidad, y motivan a la gente a dejar la vida y la actividad cotidianas y a dirigirse al lugar y a las personas que, gracias a la excepcional obra de Dios, han llegado a ser meta de multitudes de peregrinos.
10. PAN Y AGUA
Un signo particular de la peregrinación es el mensaje de la Virgen a fin de que se ayune a pan y agua. El pan es el alimento fundamental del hombre y por tanto también símbolo de vida. También el agua es insustituible en la vida del hombre. Se trata sobre todo de un símbolo de purificación espiritual. Ya en estas dos realidades y en estos dos símbolos está contenido un mensaje: regresen a la vida y vivan, abandonen su suciedad y háganse puros.
En una palabra, somos llamados a vivir dos días a pan y agua. Es este el ayuno ideal. Ciertamente quien toma a la letra todo esto hará un bien a la propia alma y al propio cuerpo, pero es necesario también tomar en cuenta la vida cotidiana, los problemas y las dificultades. Por lo demás, una tal invitación es, en todo caso, un llamado al que se responde en plena libertad y responsabilidad. El pan y el agua eran la vianda del peregrino de otros tiempos. El no podía llevar alguna otra cosa a lo largo de su camino que duraba varios días o semanas. Viviendo y caminando con pan y agua, el hombre se ha pruficado y se ha preparado al encuentro con Dios, ha abandonado la propia vida cotidiana y ha encontrado un lugar en el que Dios se ha manifestado y a personas a las que El se ha aparecido.
11. LA COMUNIDAD "CENACULO"
Un encuentro muy importante para los peregrinos es aquel con los jóvenes que se encuentran en la comunidad de Sor Elvira. Ellos ofrecen el propio testimonio concreto sobre la dependencia de la droga y sobre la vía de salida de la muerte a la vida, de la total esclavitud, criminalidad y ateísmo a la libertad y la paz que Dios da cuando el hombre se abre a El. Aquí muchos peregrinos, en particular muchos padres, toman conciencia de su propio papel y reconocen las propias carencias en la educación de los propios hijos, pero también la esperanza de que todo puede convertirse en bien. También para los jóvenes este es un encuentro importante, porque en las sinceras confesiones de los adictos, ellos reconocen y comprenden todos los peligros de loa males modernos: droga y alcohol. Cada uno de ellos y todos juntos son una prueba particular de aquello que sucede en el hombre cuando encuentra a Dios y se decide por El. Frecuentemente sucede que después del encuentro con la comunidad los peregrinos pidan confesarse y hablar con un sacerdote, porque se han dado cuenta de las propias omisiones o bien, porque tienen ncesidad de un consejo. Esta estación en el Vía Crucis del peregrino a través de Medjugorje es de ayuda para muchos: ellos retornan a sus hogares conscientes de sus propias responsabilidades, pero también de los peligros que pueden obstaculizar al hombre en su camino hacia la paz, ya que cada forma de dependencia se reconoce justamente por el hecho de que el hombre es dependiente, y está prisionero y encerrado en el horizonte de este mundo. Aquí se manifiesta la profunda aspiración de proseguir a lo largo de un camino de libertad y la decisión de luchar contra la esclavitud.
VII. LA SITUACION DEL HOMBRE Y DEL MUNDO – EL DESEO DE UNA VIA DE SALIDA
Todo esto acaece y da forma al lugar de peregrinación y al modo de peregrinar con todas las dimensiones que el hombre trae consigo. Cuando tomamos conciencia que todo esto sucede a fines del siglo veinte, las cosas se vuelven aún más interesantes y comprensibles. El hombre, en la búsqueda de Dios, hoy en día es invadido por una serie de ofrecimientos que en su vida cotidiana, lo amenazan de hacerle perder el sentido de la vida y de caer en una sombría desesperación y por fin de sofocarlo en la muerte. Cuanto más se aleja de Dios, tanto más el hombre busca y llega a ser más sensible a todas a todos los ofrecimientos que le prometen seguridad y paz. Cada vez más el hombre se aleja de su propia vida cotidiana, si no en la búsqueda de Dios, seguramente como aquel que sale de la vida de todos los días para gozar de substancias estupefacientes que lo alienan de sí mismo, de todos los valores humanos y cristianos, y que lo aprisionan. La droga y el alcohol, el pansexualismo y el hedonismo, la carrera al poder y al dinero no son otra cosa que una "peregrinación" de la realidad a la irrealidad, de la esperanza a la desesperación, de una concreta colaboración con Dios a un comportamiento decepcionante hacia sí mismo y hacia los demás. El aumento de los suicidios, el asesinato legalizado de vidas aún no nacidas dentro del período de gestación de 9 meses e incluso en los momentos del nacimiento, no son otra cosa que un intento del hombre de crearse nuevos espacios en que dominará lo gris de su prisión en el horizonte de este mundo. La violencia que surge en las guerras, en los homicidios cotidianos es también la prueba de que para el hombre su espacio vital ha llegado a ser demasiado reducido y desea aumentarlo, pero siempre sin Dios.
Junto con estos catastróficas tentativas de dirigir al hombre hacia algo y de hacerlo salir por alguna parte, surgen y son aceptadas, a fines de este siglo y de este milenio, las teoría de la "nueva era" (New Age!), que prometen al hombre salvación y paz, pero sin la conversión a Dios. Muchos movimientos meditativos que atraen a la gente y a los jóvenes en particular, prometen paz y salvación gracias a la introspección y a la individualización y activación de las propias fuerzas y energías. A la vez que hay unos que prometen una nueva era que vendrá, hay otros que preveen eventos catastróficos y apocalípticos, en los que mucha gente y muchos pueblos serán borrados de la faz de la tierra y quedarán solo algunos, los elegidos y otros casuales afortunados.
VIII. EN PEREGRINACIÓN HACIA EL TERCER MILENIO
El Santo Padre, Juan Pablo II, invita incesantemente a todos los cristianos y a todos los hombres a prepararse a entrar en el tercer milenio, pero juntos con Jesús y María. En la Encíclica la "Madre del Redentor" (1987), se habla de María que peregrina con la Iglesia peregrinante, que vive Su segundo Adviento y como Madre, Maestra y Peregrina prepara la Iglesia para el cumpleaños núm. 2000 de Su Hijo, ya que Ella es quien nos puede preparar de la mejor manera al encuentro con Jesús, que conoce mejor que cualquier otro santo, dado que fue Su Madre y Maestra.
Si hay un lugar en que esta palabra del Papa se puede aplicar y en que se pueda crear una disposición mariana de peregrino, este lugar es propiamente Medjugorje. Ella "viene en peregrinación" cada día y se aparece desde hace ya casi 18 años y enseña al pueblo de Dios a orar y a ayunar, a peregrinar, a encontrar a Dios y a regresar a El con todo el corazón. En el mensaje del 25 de agosto de 1998 (después de 17 años y dos meses de Su presencia en Medjugorje), María dice:
"Queridos hijos!,
Hoy los invito para que a través de la oración se acerquen aún más a mí. Hijitos, yo soy Su Madre, los amo y deseo que cada uno de ustedes se salve y esté conmigo en el Paraíso. Por tanto, hijitos, oren, oren, oren hasta que su vida llegue a ser oración. Gracias por haber respondido a mi llamado!"
Medjugorje es por tanto un lugar de peregrinación en el verdadero sentido de la palabra, sea en lo concerniente a las manifestaciones de Dios, sea en lo referido a las necesidades de los hombres, sea en lo concerniente a las posibilidades de encontrar a Dios, y como respuesta a todos los llamados que el Papa ha dirigido a contar del período en que ha iniciado a preparar el mundo para el ingreso al tercer milenio.
IX. ADMONICIONES Y ADVERTENCIAS
Es bueno poner en guardia sobre los peligros que se encuentran en cada lugar en que la gente se reune, por lo que ni Medjugorje no es una excepción. Por una parte, hay que estar atentos a fin de que los mensajes se preserven puros y su concreta aplicación litúrgica sea clara (oración, Misa, adoración, confesión, subidas a los montes), por otro lado, los protagonistas deben permanecer instrumentos humildes y abiertos, por medio de los cuales Dios obra. En todo caso, es necesario evitar el peligro de sofocar los mensajes con el materialismo, el espíritu turístico, la carrera al dinero y a la comercialización. Hay que advertir a los que acompañan a los peregrinos a fin de que esto no se llegue a ser para ellos un "business" (negocio), y a aquellos que los reciben a fin de que no olviden los motivos de su venida a Medjugorje. Es claro para todos que, donde se hace presente la carrera al dinero, donde hay espíritu mundanal de competencia al estilo de "quien más gana, más recibe", entonces el verdadero espíritu de la peregrinación está en peligro. Es necesario poner especial atención en no abusar de la curiosidad humana, sino canalizarla y guiarla de una manera correcta. Sin exagerar se puede decir que espiritualmente Medjugorje es aún reconocible y que no ha sido sofocado por los peligros mencionados anteriormente.
X. CUANDO EL PEREGRINO RETORNA A CASA
Al retornar a casa, los peregrinos deben prestar atención en continuar en el mismo espíritu y en cuidarse de fanatismos y elitismos, es decir, no crear grupos separados de la comunidad parroquial. Hay que optar por una oración personal y familiar, y participar en los grupos de oración, y según las posibilidades, crear condiciones similares para la oración. Medjugorje no ha sido donada a fin de que algo se sepa mejor, sino para vivir mejor el Evangelio de Jesucristo, que es el único Salvador.
Aparte de posibles excepciones, y aquí podemos decir sin exagerar que por doquier se procura permanecer en el espíritu de los mensajes de María y continuar viviendo el Evangelio. Y en este caso, Medjugorje ha realizado algo de importancia excepcional. Los sacerdotes de Medjugorje, y en parte los videntes, participan en encuentros en todo el mundo, en los cuales participan miles de fieles, los que son son ayudados para permanecer en la vía recta. Esta es una cosa que ningún otro santuario hace. También este encuentro no cumple otra función más que la de comprender nuestro papel en esta magistral empresa divina y de ejecutarla dignamente. En la esperanza de que Dios, por medio de María, continuará guiando lo que ha comenzado entre nosotros, digamos con María: Hágase Tu voluntad. Estoy dispuesto a hacer todo lo que Tú me digas, y ayúdame a comprender lo que me pides.
Dr. fra Slavko Barbarić, OFM, 1999